Aunque las causas del miedo pueden ser múltiples, he aquí algunas recomendaciones a partir de la fe cristiana.
Si tu miedo es a la desaprobación de los demás, a quedar mal, te ayudará muchísimo que acudas a recibir ayuda de sanación interior. Hay servicios en la Iglesia Católica de gran eficacia; uno de ellos es que participes en algún retiro o seminario de Sanación Interior. Por internet hay un servicio excelente, dictado por el psicólogo colombiano Octavio Escobar. Si estás interesado, ingresa a su dirección en Internet: https://octavioescobar.org/. También, Hospitalitos de la Fe te puede dar apoyo terapéutico inicial a través de WhatsApp con el Servicio “Cristo Terapeuta en Casa”. Puedes solicitarlo a través de ‘Felipe’ (IA).
Por heridas de crianza, hay personas que cometen el error de juzgarse a sí mismas equivocadamente pensando que no sirven para nada, que no saben hacer las cosas, que son torpes; tal vez, porque los comparaban negativamente con otros, o porque le decían inútil, torpe, incapaz, idiota. De ahí muchos crecen con miedo a expresarse, a hablar ante varias personas. Para superar ese miedo hay sencillos modos de superación:
a. Relaciónate con los demás en actividades sanas: Participa en actividades como teatro, canto, recreación para niños, grupos juveniles o movimientos de apostolado en la parroquia. Has de saber que, si te toca exponer algún contenido ante los demás y te has preparado bien, lo más probable es que te va a salir bien, y la felicidad que vas a sentir será muy grande. Y dirás: «¡Si pude una vez puedo muchas veces!». Si esto lo haces cada vez con mayor frecuencia, cada meta lograda será una enorme dosis de estímulo positivo que te irá dando confianza, seguridad, y te irás dando cuenta de los talentos y dones con los que Dios te ha bendecido.
b. ¡Sé tú mismo!: De niños, y más, de adolescentes, es común que cada quien se fije en personas con las que se identifica y las trata de imitar. Pero, no pienses que tienes que actuar como ellos, ya que cada persona es única e irrepetible, pues ha recibido de Dios dones diferentes según la gracia a que a cada uno le ha sido dada (cf. Rm 14, 6).
Dijo San Pablo: «Mi deseo sería que todos fueran como yo; más, cada cual tiene de Dios su gracia particular: unos de una manera, otros de otra» (1Cor 7, 7).
Para compartir:
1.- Reflexionando sobre la recomendación de involucrarse en actividades sanas, ¿qué tipos de actividades podrías asumir para mejorar tu confianza y superar tu miedo a la expresión en público o al juicio de los demás?
2.- ¿Cómo puedes aprender a ser tú mismo y valorar tus propias cualidades y dones, en lugar de compararte con los demás, y qué pasos decisivos puedes tomar para vivir con autenticidad y sin miedo a las comparaciones?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc