Remedios para vencer la acedia
En la Filocalia, San Casiano Romano expone la agenda diaria de quien de la acedia se quiera proteger o sanar. Aplíquese a cualquier persona ocupada en actividades y responsabilidades religiosas lo que San Casiano afirma respecto a los monjes. Presenta la acedia diciendo que es un terrible y pesado demonio siempre dispuesto a hacerle la batalla a los discípulos de Cristo:
«[el demonio de la acedia] no podrá ser ahuyentado si no es por medio de la oración, evadiendo el ocio, con la meditación de las divinas palabras y con la resistencia a las tentaciones. Porque si este espíritu no encuentra al monje defendido por estas armas, lo golpea con sus flechas y lo torna inestable, lo agita, lo torna indolente y ocioso, induciéndolo a recorrer varios monasterios, no preocupándose, no buscando otra cosa más que lugares donde se coma y se beba bien. Porque la mente del acidioso no piensa más que en esto o en la excitación que proviene de estas cosas. Y llegado a este punto, el demonio lo envuelve en asuntos mundanos, y poco a poco lo engancha mediante estas peligrosas ocupaciones, hasta que el monje rechaza del todo su profesión monástica».
Te invito a leer las recomendaciones que se ofrecen en la Gran Enciclopedia Rialp para vencer la acedia y protegerse de ella:
«La pereza como pecado capital se vence «con la diligencia y fervor en el servicio de Dios» (Catecismo Mayor de S. Pío X, n° 963). Diligencia viene de “diligere”, amar; efectivamente, el amor a Dios, y a los bienes espirituales por ser de Dios, es el que vencerá el cansancio que produce la acedia. Esta diligencia y fervor se debe concretar en algunos puntos:
a) Fortaleza para perseverar en la búsqueda de los bienes espirituales, a pesar de las dificultades que se encuentren; por eso, es bueno proponerse un plan de normas de piedad -empezando por pocas cosas-, y vivirlo fielmente.
b) Guarda de los sentidos, para no desparramarse hacia el exterior; es importante el recogimiento de la vista, la mortificación de la comodidad y el gusto, etc., pero quizá más importante es el control de la imaginación, para que no vague sin sentido.
c) Confianza en el Señor, pues «quien ha empezado en vosotros la buena obra, la llevará a cabo hasta el día de Jesucristo» (Flp 1, 6). La frecuente consideración de la filiación divina, y de que Dios Padre quiere para cada uno de sus hijos lo mejor, puede ser un buen estímulo contra la acedia.
d) Acudir asiduamente a la Virgen María que es «la causa de nuestra alegría», para que disipe la tristeza del corazón, cuando amenaza con aparecer.
e) Confesión sacramental frecuente, y si es posible con confesor fijo. Quizá es ésta la recomendación más importante, ya que una buena dirección espiritual hará que se concreten, en la práctica, las indicaciones anteriores».
Para compartir:
1.- ¿De qué modo percibes que estas recomendaciones logran la victoria sobre la acedia espiritual?
2.- ¿Cómo podría ser un ejemplo de agenda diaria y semanal para mantener a raya y lejos el peligro de caer o de quedarse entregado a la acedia?
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
Los temas a presentar en la secuencia de orientaciones sobre la Acedia en orientación hacia la asocialidad son tomados de la Guía de Auxilio Espiritual, escrita por el mismo elaborador de esta publicación.