Atención Remedial
Si eres quien sufre ataques de pánico, o si te toca ayudar a otra persona que lo padece; debes tener en cuenta que las personas que tengas cerca cuando te dan los ataques de pánico, desconocen, por lo general, tu pasado y las situaciones que de un momento a otro te hacen reaccionar así. Te invitamos a que sigas estas recomendaciones:
a) Con la ayuda de algún psicólogo, sacerdote, o amigo de confianza, recoge por escrito los hechos del pasado que te causaron ansiedad y pánico, y cuáles ocasiones del presente tienden a producirte esos ataques. Esto te facilitará hacer una lista de estrategias prácticas que, como al tomar una pastilla antes de las comidas, te permita adelantarte a los ataques, aminorar su intensidad y, con la práctica, lograr superarlos satisfactoriamente.
b) Ejerce el gobierno de los detonantes internos y externos que te causan los ataques de pánico. Los internos, son los que traes de tus heridas en la niñez, y los externos, los que de un momento a otro se dan en tu entorno y, al conectarse con los internos, disparan repentinamente los ataques de pánico. Ante estos detonantes, ejercítate en perderles el miedo, en gobernarlos y no dejar que te dominen y que pierdas el control de tu libertad.
c) Algunos hábitos corporales y la oración te ayudarán a anticipar y vencer las ocasiones a las que antes eras simplemente reactivo pasivo: los hábitos, para crear condiciones corporales que disminuyan los desbordes extremos de ansiedad; y, la oración, para que no estés solo en esos momentos y tengas el escudo protector de la compañía de Dios, que te ama infinitamente.
d) En el instante inmediato previo a un ataque de pánico, o durante el mismo, es necesario que rápido te pongas de pie y respires profundamente por algunos minutos, para ayudarte a tranquilizar y neutralizar las primeras señales de palpitaciones, sudorización, falta de aire, hormigueos, escalofríos, sensación de irrealidad, dolor torácico y náuseas que en tu cuerpo se manifestarán. Realiza también unos minutos de ejercicios básicos de movilidad y relajamiento en las articulaciones.
De todo ello, lo mejor es el abrazo de una persona dado con amor y respeto, con mucha bondad; que mires a los ojos de quien te escucha o te habla; compartir y no aislarte.
Esas acciones producen oxitocina en tu cerebro y disminuyen rápidamente los picos elevados de cortisol; porque, si estimulas la primera se reduce la segunda, y el efecto inmediato será que el ataque de pánico se supere rápidamente y todo retorne a la normalidad. La oxitocina es la hormona de la empatía, de la alegría y, lo que tarda en activarse, son tan solo ocho segundos. (1)
Hará que drenes la presión del pánico desbordado y permitirá que las energías que están muy intensas fluyan hasta lograr que recuperes la serenidad y el dominio propio. También influirá positivamente que siempre tengas hidratado el cuerpo, que comas bien, y tomes con frecuencia té (de toronjil, valeriana, moringa); que elimines el consumo excesivo de alimentos elevados en glicemia (azúcar), y del café; estar ocupado apasionadamente en una actividad sana y, mejor aún, al servicio de la obra de Dios.
e) Apenas presientas que se va a producir un ataque de pánico, anticípalo pidiendo ayuda y compañía de dos o tres personas de confianza que se encuentren cerca. Diles que te ayuden a hacer los ejercicios prácticos mencionados en el literal anterior. Sobre todo, pídeles que te ayuden orando hasta que sientas la compañía del amor de Dios que protege y cuida a todos. Son útiles los siguientes Salmos: 23, 45, 91, 120. También pueden hacer esta oración:
«Oh Señor, Dios todopoderoso, me abrazo a ti, pues tú eres mi refugio y mi protección. Estando contigo a nada he de temer. Toda la creación es obra de tus manos, y todo lo hiciste para nuestro bien. Por eso, en este momento pongo en ti mi confianza, pues se que a nadie defraudas. Haz que solamente le tenga miedo al pecado que alejándome de todo pecado ninguna asechanza del maligno podrá contra mí y contra los hermanos que me rodean. Bendito y alabado sea por siempre tu santo Nombre. Amén».
f) Evita pasar el tiempo solo, ya que será difícil prevenir hechos lamentables si no hay personas alrededor que te ayuden. Ingresa en alguna comunidad, servicio social, pastoral de tu Parroquia, o en una obra benéfica donde no te desvíen de la sana Doctrina y la fidelidad a Cristo.
g) Se paciente contigo mismo y no te desesperes si intentando controlar los ataques de pánico, vuelves a tener recaídas. Se consciente de que hay muchas curaciones que se obtienen, no con una sola pastilla o cápsula, o con un solo ejercicio, sino que se logran con semanas de perseverancia, confianza, iniciativa propia, y, sobre todo, con el apoyo de la oración y de estar unidos a los Sacramentos.
Para compartir:
1.- ¿Qué recomendaciones preventivas y de reacción se pueden seguir para remediar los ataques de pánico?
2.- ¿Qué importancia tienen la paciencia y la perseverancia en la superación de las crisis de pánico?
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
(1) Marián Rojas-Estapé; «Cómo funcionan las cosas en el mundo digital» 19 dic 2021. Consultado: 03 marz 2022. Disponible en: [https://youtu.be/-OmgQEpP7R0]