El que quiera ser buen apologeta, debe entender que primero necesita aprender y enseñar a todos a disminuir y desaparecer de la propia vida el pecado.
El buen apologeta necesita hacer camino de discípulo. Aprender a no pecar para así adquirir la santidad y ayudar a los demás a no separarse de Cristo; porque, ¿qué le separa de Cristo, no es acaso, el pecado?
¿Qué le une, no es acaso la Gracia? Permanecer unidos a Cristo mediante el mandamiento de la caridad y la permanente vivencia plena de los Sacramentos, es así como el buen apologeta se ocupa, por lo tanto, de crecer y crecer en la gracia de Dios, y de ayudar a sus hermanos a recorrer ese mismo camino.
Por el pecado es por donde principalmente el demonio ataca la fe. El buen apologeta y el buen predicador del Kerigma no se quedan en sólo dar información, sino que caminan e inspiran a los demás en el camino a la santidad, diciendo amén al llamado de Dios:
«Sed, pues, vosotros perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto. (Mt 5, 48) (cf. Lumen Gentium)».
La eficacia del misionero pasa por su santidad (RMI), “el verdadero misionero es el santo” (1).
La apologética, por lo tanto debe comenzar por ayudar a proteger del pecado a los bautizados, empezando por la misma persona que se dedica a la defensa de la fe. Entra por la puerta de nuestras debilidades, apetencias, inclinaciones personales, gustos y apegos. Es ésta una puerta que las personas tienden a abrir muy fácilmente y que no vigilan, sino que más bien actúan como excelentes anfitriones; porque, en lugar de mortificar sus malos deseos y pensamientos, los promueven y los consienten.
Fuente:
(1) Julio BOTÍA; «Para ser Pastores Santos» (31 guiones para reuniones de Clero); Colección Autores N° 64; CELAM; Bogotá, D. C, Colombia; (2022), p. 115. [Cf. Lumen Gentium, n. 40; Juan Pablo II, Encíclica Redemptoris Missio, n. 89].
Para compartir:
1-. ¿Por qué la apologética debe ocuparse de atender la realidad del pecado en el ser humano y no solamente de responder a objeciones anti católicas?
2-. ¿Qué debe hacer un apologeta para ayudar a vencer el pecado?
Autor:
Pbro. Héctor Pernía, mfc