Apologética en la Liturgia de la Palabra
SEÑOR, ¿SÓLO A DIOS?
Jueves, XIV Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Lecturas del día: Gn 44, 18-21. 23-29; 45, 1-5; Sal 104, 16–21; Mt 10, 7–15.
Comentario:
Esa doctrina está muy arraigada en los llanos y estados centrales de Venezuela: el creer que sea pecado decirle “señor” o “señora” a padres o madres de familia, o a personas adultas, bajo el argumento de que solo a Dios y a más nadie se le puede aplicar ese título. En su lugar, se acostumbra a usarse el adjetivo “varón” para el hombre, o el de “varona” para la mujer. Con citas bíblicas como Ef 4, 5 donde dice que hay “un solo Señor”, le hacen creer a las personas que es pecado y prohibido por Dios aplicarlo a hombres.
No tengo datos de si esta costumbre de origen protestante está presente en otros países. No sería de extrañarse que en algunos lugares fuera de Venezuela ya se esté propagando, a consecuencia de las oleadas migratorias de las últimas dos décadas.
¿Qué responder a esto?
Primero, es necesario examinar con coherencia éste o cualquier texto de la Biblia y preguntarse: ¿Está prohibiendo Dios allí que se le use el título de “señor” para hombres? Es un acto violatorio y de irrespeto, forzar una palabra o una frase de la Biblia o de cualquier otro libro para acuñarle las propias fantasías e ideas.
Es maravillosa la ocasión que hoy nos ofrece la primera lectura, para darnos cuenta de lo errada que está tal doctrina protestante, que califica como idolatría decirle “señor” o “señora” a un ser humano.(cf. Gn 44, 18-21. 23-29; 45, 1-5).
Cuando los hijos de Jacob llegan a Egipto en búsqueda de comida y se encuentran justo con su hermano menor, José, a quien habían vendido como esclavo a los egipcios; Judá, uno de sus hermanos, con reverencia le dijo así: «Con permiso, señor, tu siervo va a pronunciar una palabra a mi señor” (Gn 44, 18). Ellos no se habían dado cuenta que su hermano José era el administrador de aquel reino.
Judá, en muy pocas palabras le dice dos veces “señor” a José; y no para convertirlo o tratarlo como si fuese su dios, sino por respeto y reverencia. Y no fueron éstas las únicas veces que lo llamó de ese modo. Pueden corroborarlo leyendo el capítulo completo, y verán que los hijos de Jacob llamaron “señor” a José en, al menos, seis ocasiones.
Vemos claramente que no es como tales sectas dicen, ya que, en ninguna parte de la Biblia, ni de la Tradición ni el Magisterio de la Iglesia, se prohíbe que apliquemos el término “señor” o “señora” para personas. Más bien, sabemos, por la Sagrada Escritura, que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza (cf. Gn 1, 26) haciéndole participar de su señorío sobre la creación, como bien lo corrobora el salmista cuando dice a Yavhé: “Le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies» (Sal 8, 7).
Para compartir:
1.- ¿Qué bases bíblicas sustentan el decirle “señor” a un padre de familia o a una persona adulta?
2.- ¿Qué pretensión y consecuencias traen a la fe y a la dignidad humana el rechazo a darle el título de “señor” a los padres de familia y a las personas adultas?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
