Apologética en la Liturgia de la Palabra
BAUTISMO DE NIÑOS Y PECADO ORIGINAL
Domingo XII del Tiempo Ordinario, solemnidad.
Lecturas del día: Jr 20, 10–13; Sal 68, 8–10. 14. 17. 33–35; Rm 5, 12–15; Mt 10, 26–33
Comentario:
Que en la Biblia no aparezcan literalmente las palabras “Pecado Original», no significa que dicha doctrina no sea bíblica. Así habla quien lee mal la Biblia, ya que lo necesario no es que tal o cual palabra sea mencionada, sino que el contenido de su doctrina esté presente de modo explícito o implícito, en uno o varios textos bíblicos, aun cuando se le encuentre en palabras diferentes.
En la carta del apóstol Pablo a los Romanos tenemos el ejemplo de una evidencia bíblica donde de modo abierto se obtiene la doctrina del pecado original; el cual significa que todo niño nace con el pecado contraído por nuestros primeros padres en el paraíso; y, en consecuencia, necesita ser lavado, lo más pronto posible en las aguas bautismales. Dice en Rm 5, 12: “Por un hombre entró el pecado en el mundo y por el pecado la muerte y así la muerte alcanzó a todos los hombres, ya que todos pecaron”. Téngase en cuenta que al decir, “todos los hombres”, no se selecciona sólo a los varones adultos y no se excluye a las mujeres o a los niños. El término “hombres” está presente en sentido universal, para indicar que el pecado de nuestros primeros padres entró en toda la humanidad, desde niños hasta la tercera edad.
La otra evidencia de la doctrina del pecado original la da san Pablo, líneas más adelante, cuando afirma que la muerte reinó también sobre aquellos que no pecaron con una transgresión semejante a la de Adán (cf. Rm 5, 14); dando a entender, que la persona nace con este pecado, no obstante, su inocencia.
Al niño se le ha de llevar a bautizar, no para satisfacer gustos de los adultos; o simplemente, porque hay que hacer lo mismo que hicieron nuestros padres y abuelos. Muchos niños y jóvenes contaminados por los engaños del mundo pagano y sectario, creen que los bautismos de infantes son anti bíblicos o innecesarios; y, cuando traen al mundo a sus hijos, inventan toda clase de pretextos para desautorizar a sus padres, pasarles por encima, y oponerse a bautizarlos. De este modo, se ha venido rompiendo la transmisión generacional de la fe católica y se están creando orificios de entrada a las sectas y las ideologías anti cristianas.
El niño necesita el bautismo. No es un asunto de gustos de los padres, o caprichos de las autoridades eclesiásticas católicas. La tierna edad del niño no le permite saber que Cristo, con el bautismo, le concede alcanzar la liberación del pecado cometido por Adán y que le alcanzó a él y a la humanidad entera. Es por eso que los padres deben acudir a bautizarle; del mismo modo como el niño necesita de ciertas vacunas y, porque él no lo sabe aún, sus padres hacen las diligencias para ponérselas. La necesidad de ser bautizados viene del don que Cristo le ofrece mediante el bautismo, gracias a su sacrificio salvífico en la cruz (cf. Rm 5, 15), para limpiarnos y liberarnos de la opresión y del reino de la muerte traída a la humanidad por la transgresión de nuestros primeros padres.
Para compartir:
1.- ¿Qué daños ocasiona en la persona y su familia negar a los niños el bautismo?
2.- ¿Con qué argumentos podemos dar razón de la necesidad de todo niño a ser bautizado?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
