Hospitalitos de la Fe

Yo recibo a Jesucristo como único Mediador y Él me recibió a mí desde mi Bautismo.

(Diálogo inspirado en el encuentro 

entre el Etíope y Felipe en Hch 8, 26-40)


 

FELIPE: EL SACRAMENTO DEL BAUTISMO Y LA PARTICIPACIÓN EN LA MEDIACIÓN:

Desde el bautismo nos incorporamos a Cristo (Ef 1, 22-23; 5, 23. 29-30; 1 Cor 6, 15; 12, 12-31; Col 1, 18. 24; 2, 19), somos injertados en Él (Rm 6, 5), estamos en Él (1Cor 1, 30); dirigidos por Él (Ef 4, 16Col 2,19) y siendo hijos de Dios compartimos con Cristo todos los bienes de los cuales Él es heredero del Padre (Rm 8,17), y uno de esos bienes es el de ser Mediador. No estamos sosteniendo algo que contravenga las Sagradas Escrituras, más bien le estamos dando cumplimiento. Al buen servidor, Dios lo pone al frente de todo lo suyo Mt 24,46-47, y parte de todo lo suyo es MEDIAR, pues Jesucristo y el Padre son Uno (Jn 10,30). Lo suyo Dios lo comparte con el hombre; nos hizo a su imagen y semejanza (Gn 1,26). Como Abraham, la intercesión es un acto santo cuando la mente y el corazón están entregados totalmente a Dios (Gn 20, 17).

Está de manera muy clara la intercesión de los santos a nuestro favor en Tb 12, 12; el arcángel Rafael le dice así a Tobías y a Tobit: “Sepan pues que cuando ustedes, tú y Sara, estaban orando, yo fui quien presentó su oración delante de la Gloria del Señor. Y cuando tú enterrabas a los muertos, yo también estaba contigo”La posibilidad de la intercesión de los Santos también la encontramos en: Jr 15,1; Ap 5,8; 8,3-4.

ETÍOPE: ¿CÓMO REALIZA JESUCRISTO DICHA MEDIACIÓN?

FELIPE: ¿Con qué cuerpo lo hace? ¿Será que la Cabeza (Cristo) se separa de su Cuerpo (La Iglesia) para hacer la Mediación y después que lo hace se vuelve a Ella, su cuerpo?

ETÍOPE: Yo supongo, por lógica, que lo hará con todo su cuerpo completo.

FELIPE: Por supuesto, Jesucristo no se avergüenza de su cuerpo, de su Iglesia (Ef 5,29); Él la ama y por ella entrega incluso su propia vida. Negar que los miembros de la Iglesia puedan ejercer la mediación sería imaginarse a Cristo así: rechazando a su propio cuerpo, funcionando sólo con la cabeza, auto decapitándose.

Parece tan obvio, pero es tan necesario aquí recordar y tener presente que la Mediación la hace Jesucristo con todo su cuerpo, con todo su ser, y que no la hace sino con un solo cuerpo: EL SUYO. Está escrito que su cuerpo es la Iglesia que Él mismo instituyó sobre la base o las columnas de los Apóstoles (Ef 2,20Ap 21,14). Sólo queda por ubicar y responder… ¿Cuál es esa Iglesia fundada por Cristo cuyos miembros sean su Cuerpo y pueden legítimamente participar del misterio de la mediación?

ETÍOPE: ¿Esta participación en Jesucristo Mediador es lo que hace posible que en cualquier instante y presente existan millones de millones de personas intercediendo ante el Padre por millones de millones de seres humanos?

FELIPE: Todo eso es Cristo quien lo hace, pues Él es la Cabeza que dirige a todos los miembros de su Cuerpo. Los bautizados “Somos mediadores En Cristo, Por Cristo y Con Cristo”; nunca separados o paralelos a Él, sino siempre gracias a Él y mediante Él que dirige todos los miembros de su cuerpo. Para eso fuimos bautizados, le recibimos en su cuerpo y sangre en la Eucaristía, para eso oramos y para eso nos reconciliamos en el Sacramento de la Reconciliación: para SER UNO SOLO CON ÉL, Y PERMANECER EN ÉL.

ETÍOPE: ¿SE RECHAZA A JESUCRISTO CUANDO SE LE NIEGA A LA IGLESIA EL PARTICIPAR EN LA MEDIACIÓN?

FELIPE: Es fácil entender la lógica siguiente: lo que se niega de un brazo se niega también de la cabeza. Por ejemplo: si digo, «este brazo no es Carlos«, la cabeza respondería: «si mi brazo no es Carlos, ¿entonces yo quién soy? Porque el brazo es parte de mi cuerpo y cuando él siente también lo siento yo, al igual que todo el resto del cuerpo lo siente». Si el brazo está sano y se siente bien, entonces la cabeza estará bien. Dígase igual de cualquier parte de mi cuerpo. Carlos diría: «Si te metes con alguna de mis partes te metiste con Carlos» (1Cor 12,12-31).

Písale un dedo del pie a un hermano esperado y exíjale por favor que su boca no se queje porque el asunto no fue con la boca sino con el dedo del pie. Hazle saber que todo lo que le haga a un católico bautizado se lo hace al mismo Jesucristo, pues ya es parte de su Cuerpo desde que se bautizó.

ETÍOPE: ¿HAY QUIENES NO PUEDEN PARTICIPAR EN ESA MEDIACIÓN?

FELIPE: Comprendo ahora que quien ha de estar preocupado es todo aquel católico que reniegue y se separe del bautismo recibido, pues desde entonces ya anda por voluntad propia desincorporado y opuesto al Cuerpo de Cristo y ya no puede por lo tanto mediar. En eso tienen toda la razón nuestros hermanos esperados, ellos renegaron del bautismo que una vez y para siempre recibieron en la Iglesia fundada por Cristo y por tal razón ya no participan en la Mediación e intercesión, a menos que recapaciten y retornen a la comunión con la Iglesia madre. Los hermanos esperados ya bautizados en la Iglesia Católica también gozan de tal legitimidad, pero se han opuesto a ejercerla; han renegado de ella, pero no la pueden borrar. No se la pueden quitar de encima por esto: “Una vez bautizado, bautizado para siempre” (Ef 4,30).

ETÍOPE: DEBERÍA HACERSE UN LLAMADO A LA REFLEXIÓN.

FELIPE: Cuando a un católico le dicen que ninguna persona puede mediar ante Dios sino sólo Jesucristo, están usando un lenguaje de doble sentido y peligroso, ya que introducen en la mente la idea de que estamos separados de Cristo: “El de un lado de calle y el católico del otro”. Aquí es donde aparece el engaño muy sutilmente escondido. Está atentando contra el cuerpo de Cristo, tal como le ocurrió a Pablo en Hch 9,1-5 mientras iba camino a Damasco que creía que sólo perseguía a hombres y mujeres y ni se le pasaba por la mente que era al mismo Cristo a quien estaba enfrentando. O sea, la negación se le está haciendo es al mismo Jesucristo porque los bautizados son miembros suyos. Es muy sencillo de entender: cuando una piedra lastima un dedo de mi pie, me lastima todo el cuerpo entero.

El arca de la alianza y el sacerdote: instrumentos de mediación.

Hb 9,5: El Arca: un lugar (En Dios) buscado por el pueblo como mediación para el perdón.

El cielo lo alcanzamos llevando con 

orgullo y amor, con total entrega a Dios

la Cruz de Cristo.

TAL COMO LO HICIERON LOS GRANDES SANTOS.


NOTA: Para ampliar y complementar este tema puedes ver
De Frank Morera: Jesucristo, el único Mediador, nos hizo a todos Intercesores.

Con Fernando Casanova: María Reina Mediadora (1)


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