Liturgia Apologética
De la Liturgia de la Palabra.
XVII semana del tiempo ordinari
Fecha: 29 de julio de 2019
Lecturas del día: Ex 32, 15 – 24. 30-34; Sal 105 Jn 11, 19 – 27
Comentario:
En la memoria de Santa Marta, discípula del Señor, la Liturgia de la Palabra de la Santa Misa nos invita a recibir el Mensaje de la Salvación por medio de los textos que hoy se nos proclaman.
El pasaje del Libro del Éxodo en donde se narra el episodio de la elaboración del Becerro de oro y el culto que los israelitas le dieron nos pone ante una situación muy especial, que muchas veces no ha sido correctamente analizada.
En varios pasajes se habla del pecado de la idolatría como si éste hubiera sido una sustitución de YAHWÉH por otro dios. Sin embargo, el texto nos habla de que los israelitas quisieron hacerse una versión «tangible» del dios que los había liberado. Así, aunque no se podía hablar de una sustitución, sin embargo, sí se realizaba una manipulación: se conservaba el Nombre de Yahwéh, pero se rebajaba a las condiciones que los israelitas decidían. Por tanto, al materializarlo bajo la forma del becerro o del toro, símbolo de la fuerza y el poder en las culturas orientales, los israelitas no hicieron sino igualarlo a cualquier dios.
Por esta razón es que Dios siempre destruye las imágenes idolátricas a las cuales se le intenta reducir o someter. Y esto no es sólo un problema del Antiguo Testamento, sino también del Nuevo y ha querido romper definitivamente toda posible idolatría con su Encarnación. De esta manera, Jesús nos ha mostrado que Él es la Imagen visible del Dios invisible y que Dios siempre va más allá de lo que los hombres se imaginan.
Así, la respuesta que Jesús le da a Santa Martha es una destrucción del ídolo que se había hecho sobre él: no era el Dios hacedor de milagros según el capricho de la gente, sino el Dios que llora por sus amigos y los salva de la muerte para darles Vida eterna.
De esta forma, el peligro de idolatrar a Dios en lugar de adorarlo está siempre presente. Sobre todo, cuando nos mantiene en un estado de conformidad que nos lleva a creer que nuestra forma de reducirlo expresa la plenitud de su Misterio. Por éso la Iglesia ha de luchar contra esta tentación a pesar de que las personas sea lo que quieran: Un Dios a su medida, a su conveniencia, a su antojo.
Ése es el gran problema de las sectas: proponer un Dios idolizado, que no es el Dios vivo, verdadero y sacramentado. Así, cada pastor y predicador lo maquilla a su manera y como Aarón pretende afirmar que ése es el Dios verdadero.
El único Dios Vivo que da Salvación a su Pueblo es Jesús y se encuentra realmente en la Eucaristía, que no es ninguna imagen ni ninguna representación. No es el Becerro de Oro, sino el Cordero Degollado y de pie. Por tanto, la Adoración Eucarística es la única forma de liberarnos de un Dios amoldado a nuestros parámetros o caprichos. Pues ante el Dios verdadero que ha querido ser nuestro pan ninguna otra idealización o representanción le muestra en su ser infinito y presente con verda
Preguntas para compartir:
1 _¿Cúal reducción idolátrica has empleado con Dios?_
2. _¿Cómo evitar las manipulacciones reductivas sobre Dios?_
Elaborado por:
P. Christopher Cortés, mfc
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