Apologética en la Liturgia de la Palabra
Sábado III de Pascua, feria. Ciclo B / Año impar.
Lecturas del día: Hch 9, 31-42; Sal 115; Jn 6, 60-69.
Comentario:
Quienes se han alejado de la Iglesia católica hacen cuestionamientos infundados de nuestra Santa madre Iglesia. En ese sentido suelen atacar los viajes apostólicos y pastorales del Papa. No falta quien diga que eso es «vanidad», «lujo de un Jefe de Estado», «malversación de dinero», y un largo etcétera de sin sentidos. Hoy llamamos a la reflexión a estos hermanos esperados, para que noten –aunque pregonen que se apoyan sólo en la Biblia- en su conducta y comentarios realmente se alejan de la Palabra escrita de Dios.
Es que si sólo hacemos una lectura superficial de las Escrituras, no vamos a notar esos detalles donde muestran la profunda riqueza espiritual y doctrinal de sus páginas. Hoy la primera lectura es digna de analizar en sus detalles. Comencemos por ver el contexto favorable para la Iglesia de aquellos primeros años, leemos:
“Por toda Judea, Galilea y Samaria, la Iglesia gozaba de paz y se fortalecía y andaba en el temor del Señor, llena de los consuelos del Espíritu Santo” (cf. Hch 9,31). Eran buenos tiempos *[1]*.
En ese contexto, vemos como Pedro –primer papa de la Iglesia- estaba ejerciendo la responsabilidad que Jesucristo le delegó de «apacentar» a sus ovejas (cf. Jn 21, 15-17), por cuanto leemos que “(…) yendo Pedro por todas partes, vino también a los santos que moraban en Lida” (cf. Hch 9,32). Si nota bien, se trataba de un viaje pastoral; no eran «vacaciones»; fue a visitar a los santos de aquellos lugares. Esto en esencia, es lo mismo que ha continuado haciendo el Papa: visitando a los fieles («a los santos») de los países y ciudades donde la Iglesia está presente.
Estando en aquella ciudad –llamada Lida- el apóstol realiza un milagro en nombre del Señor: Sana a Eneas, un paralítico que llevaba ocho años en su camilla. Con ese milagro “(…) todos los habitantes de Lida y de Sarona se convirtieron al Señor” (cf. Hch 9, 33-35). A su vez, estando en Joppe, Dios respalda su viaje pastoral al concederle la resurrección de una fiel discípula llamada Tabita (cf. Hch 9, 36-42). Dos milagros cuyo fruto fue la conversión de sus testigos y el fortalecimiento de la Iglesia.
En síntesis: Aquello que San Pedro hizo -viajar para confirmar en la fe a los fieles del Señor- también deben hacerlo sus sucesores, los Papas de la Iglesia católica.
Fuente:
[1] Las citas y nombres bíblicos que aquí aparecen se tomaron de la: Biblia Nácar-Colunga (1977).
Para compartir:
1.- ¿Qué frutos dejan los viajes apostólicos del Papa que te parezcan similares a los del viaje de San Pedro a Lida, Sarona y Joppe?
2.- ¿Qué otra acción de San Pedro notas en la Biblia que sea similar a la que realizan los Papas de la Iglesia?
Elaborado por:
Nelson Ledezma, mfc