Sábado, VII Semana del T. Ordinario
*Lecturas del día:* Sir 17, 1–15; Sal 103, 13–18; Mc 10, 13–16.
*Comentario:*
Lo que justamente hace la primera lectura de la Liturgia de hoy (Eclo 17,1-13) es educar y orientar al hombre para que no caiga en este pecado. Dios le concedió al hombre el don de conocerle mediante sus obras; pero muchos, seducidos por la belleza de esas obras, se quedaron en ellas, le entregaron a ellas su alma, su confianza toda, y no reconocieron a su Creador.
«Puso su ojo en sus corazones, para mostrarles la grandeza de sus obras. Por eso su santo nombre alabarán, contando la grandeza de sus obras.» (Eclo 17,7-8)
He aquí lo correcto que el hombre ha de hacer con la creación: «Los ojos de ellos vieron la grandeza de su gloria, la gloria de su voz oyeron sus oídos«. (Eclo 17,11), y es porque, de toda la Creación sólo al hombre le ha sido dada la gracia de poder llegar a conocer a su Creador. Así dice el Catecismo de la Iglesia Católica: «De todas las criaturas visibles sólo el hombre es «capaz de conocer y amar a su Creador» (GS 12,3) (356).
Aquí es donde nace y se produce la idolatría:
El hombre débil en la fe cae en la tentación de creer que es dios alguno de los astros, alguna persona, algún animal, algún objeto, pasatiempo o pasión. Dice así en el Sb 13, 1:
«Sí, vanos por naturaleza todos los hombres en quienes había ignorancia de Dios y no fueron capaces de conocer por las cosas buenas que se ven a Aquél que es, ni, atendiendo a las obras, reconocieron al Artífice»
Cuán lejos viven muchos de entender el pecado de la idolatría.
El obtuso y errado empeño de las sectas protestantes de tildar de ídolos a las imágenes cristianas que usa la Iglesia Católica no pasa de ser una engañosa venda en los ojos, utilizada como astuto artificio usado por el diablo para mantener a muchos mirando ídolos donde no los hay, donde está lo que es de Dios y lo que ayuda a ir a Dios, para que donde realmente los ídolos se encuentran, nadie los señale, nadie hable de ellos, nadie los rechace sino que más bien, todos se entreguen a ellos sin freno ni límite: el desenfreno sexual, el dinero, el poder, un artista, un deporte, un deportista, un familiar.
*Para compartir:*
1. ¿En qué consiste realmente el pecado de la idolatría?
2. ¿Por qué el empeño de mirar ídolos donde no los hay, para ocultar donde se encuentran?
*Elaborado por:*
P. Héctor Pernía, mfc