Apologética en la Liturgia de la Palabra
VACUNAS PARA PROTEGER LA FE
Viernes, XIV Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo A
Comentario:
Hoy presentaremos un kit de vacunas para proteger la fe ante algunas falsas doctrinas que atentan con desviarnos de Cristo:
a-. Dios nos conduce mediante la fe de nuestros padres:
Es muy frecuente encontrar en las Sagradas Escrituras que es un camino seguro para encontrar al Dios verdadero referirse y seguir la fe de los padres y antepasados. “Jacob ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac” (Gn 46, 1); ”Y Dios prosiguió: “Yo soy Dios, el Dios de tu padre” (v. 3). Seamos fieles, por tanto, a nuestros antepasados cristianos, como lo fue Timoteo; quien recibió la fe por medio de su abuela y su madre (cf. 2Tm 1, 5). En los orígenes de cualquier familia cristiana, la naciente de la Fe en Jesucristo está en la Iglesia Católica.
b-. Una imprudencia que nos hace negar a Cristo a menudo
No solo se le niega despreciando al pobre, oponiéndonos al perdón, o dándole la espalda al bautismo católico. También es muy frecuente que los mismos católicos, seamos muy ligeros y fáciles en decir públicamente que no somos ‘evangélicos’, o que fulano o fulana se salió de la Iglesia católica y ahora se cambió a cristiano, o cristiana. Somos tan estrictos y cuidadosos cuando hablamos de los asuntos del mundo, que decimos: “No pongas en mi boca palabras que no he dicho”. Pero, ¿por qué no actuamos igual cuando identificamos en la fe a las personas? Cuando un católico afirma que no es ni ‘cristiano’, ni ‘evangélico’, ¿no se cumple allí la advertencia de Cristo cuando dijo: “Al que se ponga de mi parte ante los hombres, yo me pondré de su parte ante mi Padre de los Cielos. Y al que me niegue ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los Cielos” (Mt 10, 32-33)?
c-. Los pecados no se encuentran en nuestra sangre:
Para oponerse a las donaciones de sangre, los Testigos de Jehová inventaron que Dios prohíbe donar sangre para que nuestros pecados no pasen al alma de quienes reciben la transfusión; y esto, porque creen equivocadamente, que los pecados están en la sangre. Interpretan muy mal Lv 17, 11, donde dice: “porque el alma de todo ser viviente está en la sangre” No se dan cuenta – adrede o inocentemente – que también las plantas y los animales son seres vivientes y que, en ellos, la «vida» se encuentra en la savia (las plantas) y en la sangre (las animales). Ellos no tienen pecados… Pero, el modo de pensar de los Testigos de Jehová, conlleva a esa conclusión tan ilógica e insólita.
De ser cierto que en la sangre estuviesen los pecados, lo más seguro es que Dios no hubiese dispuesto un cordón umbilical por donde las madres le transfirieran su sangre a sus bebés. Jesús declaró: “No teman a los que sólo pueden matar el cuerpo, pero no el alma; teman más bien al que puede destruir alma y cuerpo en el infierno” (Mt 10, 28). Aclara y enseña, que los pecados no van a la sangre sino al espíritu; que al donar sangre, en lugar de donar muerte y pecados, se dona vida, porque en la sangre lo que hay es vida y no muerte (cf. Gn 9, 1-4; Dt 12, 16.23; Lv 3, 17; 17, 10-16).
Para compartir:
1.- ¿Cómo debemos actuar hoy los hijos respecto de la fe de nuestros padres y abuelos?
2.- ¿En qué te hizo reflexionar la publicación de hoy?
Elaborado por:
P. Héctor Pernía, mfc