¿Sientes necesidad de fortaleza en tu ser? ¿Notas que tus fuerzas se agotan y que tus oraciones no sirven porque nada mejora y todo se complica? Revisa tu forma de orar.
Tal vez te has aislado a medida que han aumentado las dificultades y pasas mucho tiempo pensando cómo solucionarlas; o, si has ido a la Iglesia a orar, aunque hayas encontrado a otros hermanos haciendo oración, has estado igual, aparte y sumergido en la soledad de tus pensamientos y todas tus angustias.
Haz, ahora mismo, una pausa. Rompe (como quebrar una vasija de barro) con tu modo de orar aislado, porque por esa vía tu debilitamiento irá en aumento y se te puede complicar.
¿Qué debes hacer? Bota los restos de la vasija del aislamiento, porque refleja, justo, lo que ha hecho contigo: romperte por dentro.
Toma para siempre el camino de la oración comunitaria, abriendo tu corazón, respiración, labios y atención… invocando a Dios al unísono con las súplicas de tus hermanos en la fe. Presente allí, también, tu propia súplica, y pronto verás sumar la fuerza de la oración de la Iglesia.
Reflexiona este sabio consejo del gran San Ignacio de Antioquía:
”Si tanta fuerza tiene la oración de cada uno en particular, ¿cuánto más la que se hace presidida por el obispo y en unión con toda la Iglesia?”. (1)
La fortaleza de la oración en comunión, en contraste a la debilidad de la oración estando solos, radica en la imitación y reflejo de la comunión eterna de amor entre las tres Divinas Personas, conforme a la cual el hombre fue creado: <<A imagen y semejanza Suya>>.
La oración comunitaria siempre será superior en fortaleza a la oración particular porque en ella descansa la fiel promesa de Cristo: ”… donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18, 20).
Fuente:
(1) San Ignacio de Antioquía, Carta a los Efesios 2,2 – 5,2.
Para compartir:
1.- ¿Qué induce o lleva a las personas en momentos difíciles a abandonar la oración comunitaria para estar solos en la oración?
2.-_¿Por qué la oración en comunión es superior en fortaleza a la oración individual?
Autor:
Pbro. Héctor Pernía, mfc