Miércoles, XXII Semana del T. Ordinario
*Lecturas del día:* 1Cor 3, 1–9; Sal 32, 12–15, 20–21; Lc 4, 38–44
*Comentario:*
*Los miramientos humanos socavan la unidad en la Iglesia*
Los miramientos humanos son para la fe como un desvío en la carretera que, si no estamos atentos, nos llevará muy lejos de la mirada de Dios hacia todo, y nos hará extraviar haciendo que vivamos en oposición a Él, siendo adversarios e impidiendo lo que debemos hacer para alcanzar la vida eterna. San Pablo, en la primera lectura, dice: _“todavía sois carnales. Porque, mientras haya entre vosotros envidia y discordia, ¿no es verdad que sois carnales y vivís a lo humano? Cuando dice uno «Yo soy de Pablo», y otro «Yo soy de Apolo», ¿no procedéis al modo humano?”_ *(1Co 3, 3-4)*
¿Acaso no se da esa discordia y división hoy? ¿Acaso no hay disputas? Unos dicen, “Yo soy Testigo de Jehová”, otros, Adventistas; otros, cuadrangulares”, Mormones, Luz del Mundo, Pentecostales, Bautistas, y a lo último, la más despreciada, calumniada, ofendida y atacada de todas y por todas: la Iglesia Católica.
A la Iglesia Católica las sectas le caen como aves de rapiña, para devorar cuanto católico incauto y fácil de enredar encuentran; y la tienen como tierra de nadie, porque en muchísimas praderas no aparecen por ningún lado ministros católicos enseñándoles la sana doctrina y reuniéndolas para darles de comer, cuidarlas y protegerlas de los asaltantes vestidos de pastores, que vienen a ellas para arrastrarlas a sus propias organizaciones y satisfacer con ellas su codicia.
Uno de los más grandes pecados de muchos cristianos de esta generación es el escaso amor por Cristo; el dejar a Cristo solo amándonos sin corresponderle; yendo cada uno a la Biblia y a la Iglesia tras de sus propios intereses personales.
*El pueblo necesita leche, más que comida sólida*
San Pablo habla también, de que hay personas de escasa preparación para recibir la doctrina de Cristo, a las que se les debe hablar como a niños en Cristo, dándoles leche en lugar de alimento sólido *(1Cor 3, 1-2)*. Creo sea ésta una de las causas fundamentales del por qué el católico común es tan presa fácil para las sectas, porque a muchos ministros católicos se les ha metido el prurito de hablarle a la gente sencilla con un lenguaje muy sobrecargado de referencias magisteriales, conciliares, teológicas muy técnicas y elevadas, o con vocablos hebreos, o griegos, o latinos que sirven solo para causar admiración y no tanto para fortalecer al rebaño allí donde están sus necesidades. Se le ha venido dando mucha comida gruesa a quien solo podía tomar leche.
¿Será por eso que a pocos les apetece acudir a recibir formación católica, y les gusta más bien leer las menudencias que en la calle les reparten las sectas, o entregar por horas el oído a canciones que le hablen de Cristo cargadas de sentimiento, ternura, cercanía? ¿No será hora de un viraje general en toda la Iglesia en el lenguaje para anunciar la fe, y un anuncio del kerigma renovado y mas cercano a los fieles, y prepararlo como botiquín de primeros auxilios para atender al pueblo de Dios llevando medicinas exactas a sus inquietudes, desconciertos y confusiones en la fe creadas por tanta cizaña que las sectas les han metido en la cabeza y tantos pecados internos que en la Iglesia cometemos?
*Para compartir:*
1.- _¿Qué necesidades en el pueblo de Dios deben ser atendidas por la predicación de los ministros católicos?_
2.- _¿Cómo protegerse y sanarse de los miramientos humanos para no contribuir con la división entre los cristianos?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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