
Si estás atendiendo a un enfermo que te provoca desvelos y agotamiento general, y no logras dormir, el psicólogo Nelson Ledezma, mfc, sugiere que ambas personas deben consultar a un psiquiatra. La persona enferma debe ser tratada con algún medicamento que favorezca el sueño, para evitar su deterioro y permitir que el cuidador también descanse adecuadamente. Es fundamental acudir a un psiquiatra en lugar de a un médico general, ya que este último puede no estar capacitado para supervisar y evaluar al paciente en sus diversas variables.
Además, existen otras causas que pueden afectar tu descanso, como el agotamiento o el estrés derivados de situaciones laborales o familiares que te impiden conciliar el sueño. Esto puede incluir la sobrecarga de trabajo o el cuidado de un enfermo, especialmente si padece patologías que impactan su estabilidad emocional y psicológica, como párkinson, alzhéimer, esquizofrenia, bipolaridad, alcoholismo o drogadicción. En estos casos, es crucial que ordenes tus hábitos personales y sigas las recomendaciones mencionadas anteriormente.
Es igualmente necesario fortalecer tu relación con Dios y abrir tu corazón al don de salvación que Cristo te ofrece. Él te habla y te dice: «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso» (Mt 11, 28). Esta es una invitación para que permitas que Él te asista en medio de tus dificultades.
Es importante señalar que asumir una cruz es diferente a llevar una carga. La misma situación puede ser vista como una u otra, dependiendo de la fortaleza y la nutrición espiritual que poseas. Cristo te enseñó, a través de su ejemplo, a abrazar y amar la cruz. En contraste, las cargas son aquellas que Él vino a llevar, redimiéndonos de ellas en su sacrificio. Para las cruces, Dios proporciona la fuerza necesaria para soportarlas hasta el final. Numerosas personas asumen con alegría y amor el sacrificio de cuidar a un paciente crónico a lo largo de los años. Este logro se debe a que, además de cuidar al enfermo, permiten que Dios las cuide, siguiendo sus mandamientos, cumpliendo con su voluntad y disfrutando de cada momento de oración durante el día. Estas personas obtienen una fortaleza mucho mayor al alimentarse con la santa Comunión del Cuerpo de Cristo en la Eucaristía, que cualquier otro alimento que puedan consumir. No es lo mismo atender a un enfermo complicado solo con tu fuerza de voluntad, que contar con el auxilio todopoderoso de la Gracia de Dios.
Para compartir:
1.- ¿De qué manera crees que la fe en Dios puede ayudarte a enfrentar el estrés y la carga de cuidar a un ser querido enfermo?
2.- ¿Qué estrategias podrías implementar para mantener un equilibrio entre cuidar a otros y cuidar de tu propia salud mental y espiritual?
3.- ¿Cómo puedes integrar momentos de oración en tu rutina diaria para encontrar paz y fortaleza durante el cuidado de un enfermo?
Elaborada por:
P. Héctor Pernía, mfc