Jueves después de Ceniza.
Comentario:
Hace siete años, cuando inició la obra misionera Hospitalitos de la Fe, mi página de Facebook fue invadida por siete personas de varios países que se auto proclamaban ateos. No daban paz a ningún usuario que ingresaba a hacer algún comentario. Las cosas que escribían eran muy ofensivas y en absoluto se oponían a atender, de buenas maneras, los llamados a la buena educación y el respeto.
Recuerdo que, conversando con uno de ellos en forma privada, al fin me confesó el motivo por el cual se dedicaba a molestar y ofender a cuanta persona escribía en mi página de Facebook. Me dijo que era porque Dios le estorbaba, ya que le acusaba todo lo que él hacía, ya que era homosexual. Lo curioso es que en la página no publicamos nunca nada cuestionando su modo de vida.
Así como este joven existen en la actualidad muchísimas personas que tildan de estorbo a Dios y dicen que les coarta e impide su libertad.
En las lecturas de la misa de hoy encontramos preciosos pasajes de la Sagrada Escritura que de manera muy sabia y fraterna responde a este tipo de casos y personas. Comparto a continuación un extracto del texto de la primera lectura tomada del libro del Deuteronomio (30, 15-20), en el que resplandece el precioso don de la libertad que Dios nos dio:
“Mira que te he ofrecido en este día el bien y la vida, por una parte, y por la otra, el mal y la muerte. Lo que hoy te mando es que tú ames al Señor, tu Dios, y sigas sus caminos. Observa sus preceptos, sus normas y sus mandamientos, y vivirás y te multiplicarás, y Dios te dará su bendición en la tierra que vas a poseer. Pero, si tu corazón se desvía y no escuchas, sino que te dejas arrastrar y te postras ante otros dioses para servirlos, yo declaro hoy que perecerás sin remedio. No durarás largo tiempo en el país que vas a ocupar al otro lado del Jordán.
Que los cielos y la tierra escuchen y recuerden lo que acabo de decir; te puse delante la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Escoge, pues, la vida para que vivas tú y tu descendencia. Ama a Dios, escucha su voz, uniéndote a él, para que vivas y se prolonguen tus días, mientras habites en la tierra que el Señor juró dar a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob.”
Preguntas para compartir:
1) Comparte algún caso de situaciones actuales en las que se rechaza abiertamente a Dios.
2) ¿Qué aprendiste del pasaje bíblico de Deuteronomio?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc