Lunes, IV Semana T. Ordinario
*Lecturas del día:* 2Sam 15, 13–30; 16, 5–13; Sal 3, 2–7; Mc 5, 1–20.
*Comentario:*
Hoy la primera lectura nos regala un conmovedor testimonio de humildad y sencillez, en el gesto de paciencia y reconocimiento de sus errores por parte del rey David, cuando Simeí, de la familia de Saúl, lo acusaba: _“Mientras caminaba, iba lanzando toda clase de maldiciones. Y tiraba piedras a David y a los servidores del rey, mientras el rey David caminaba rodeado a derecha e izquierda por el pueblo y su guardia. Simeí lo maldecía: “¡Ándate, ándate! ¡No eres más que un sanguinario y un criminal! Yahvé ha hecho recaer sobre ti la sangre de la familia de Saúl; así como tú le quitaste el trono, así también ahora Yavé se lo da a tu hijo Absalón. Te ha venido la desgracia porque eres un sanguinario”._ *(2Sam 16, 5-8)*
Es abierta la posición entre lo que llaman santidad entre varios grupos protestantes y lo que es la santidad verdadera, de la cual nos hace gran referente, el gesto paciente de David hacia su agresor, de reconocerse humano y pecador, y poner en manos de Dios las acusaciones que le hacen. Dijo David: _“Déjenlo que maldiga si Yavé se lo dijo. A lo mejor Yahvé toma en cuenta esta mi pena para devolverme la felicidad después de la maldición de hoy”._ *(2Sam 16, 11-12)* Pese a que sus seguidores le instaban a hacerse respetar, y uno de sus soldados se ofrecía para ir a cortarle la cabeza, David les ordenó dejarlo tranquilo.
Hay grupos protestantes que muestran la acumulación de bienes materiales, como fruto de la Santidad. Diciendo que los poseen porque ya no son pecadores. Muchos de ellos ven el pecado en su historia de vida, sólo en el tiempo en el que profesaban ser católicos, y ahora dicen que son de Cristo; y con eso piensan que al pecado no le volverán a ver la cara o que quedaron inmunizados de él.
Esa actitud humilde de David al reconocerse pecador, la encontramos en numerosos hombres santos, que en muchas ocasiones confesandose pecadores, renunciaron a sus propias riquezas materiales por amor al reino de Dios, como, San Francisco de Asís, San Juan Bosco, San Agustín, San Vicente de Paúl, entre otros.
San Francisco de Sales, por ejemplo, nos comparte en sus libros, grandes consejos, para dominar y vencer el propio orgullo, y el mal carácter. Entre muchos otros, al practicar con exigencia y amor la humildad, veamos:
_“El grado más perfecto de humildad es complacerse en los menosprecios y humillaciones. Vale más delante de Dios un menosprecio sufrido pacientemente por su amor, que mil ayunos y mil disciplinas”._ [1]
*Fuente:*
[1] https://es.churchpop.com/2017/02/21/9-frases-santos-te-ayudaran-a-humilde/
*Para compartir:*
_¿Qué signos acompañan la verdadera santidad?_
_¿Qué ejemplos de humildad de Santos conoces?_
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc.
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