Apologética en la Liturgia de la Palabra
V Domingo de Cuaresma.
Lecturas del día: Is 43, 16–21; Sal 125, 1–6; Flp 3, 7–14; Jn 8, 1–11
Comentario:
Si hay algo que caracteriza a san Pablo en sus cartas, como en Romanos o Gálatas, y que hoy salta de relieve, también, en la carta a los Filipenses, es el desprendimiento que hace de la ley judía para abrazarse a Cristo haciendo de Él su única y definitiva Ley. Este desprendimiento no sería tan llamativo si él no hubiese sido tan fiel observante de la Ley judía, en preceptos como la Ley del Sábado o la prohibición de comer grasas y sangre de animales prohibidos por la ley.
En todas sus cartas abundan los choques entre los discípulos de Cristo y los judíos que se unían al discipulado, pero queriendo imponer retazos jurídicos de la antigua Alianza. Véase este ejemplo en Hch 16, 1: «Bajaron algunos de Judea que enseñaban a los hermanos: «Si no os circuncidáis conforme a la costumbre mosaica, no podéis salvaros»».
El texto de la primera lectura de hoy no se logra entender si no se parte del inicio de dicho capítulo, donde san Pablo confronta fuertemente a tales judíos por su actitud malsana de fingir su pertenencia a Cristo, mientras que querían hacer prevalecer las leyes judías. Pablo comienza este capítulo con «una violenta polémica con los judíos mal convertidos, que no dejan de repetir que es necesario ser fieles primero a las leyes y a las costumbres del Antiguo Testamento para ser buenos cristianos». *(1)*
Es por este motivo que san Pablo dice hoy: «lo que era para mí ganancia, lo he juzgado una pérdida a causa de Cristo. Y más aún: juzgo que todo es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo» (Flp 3, 7-8). Él califica que es una pérdida y una basura a la Ley judía -que antes era lo único y absoluto en su vida- en comparación con la excelencia del conocimiento de Cristo; porque ahora, gracias a su bautismo en la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo murió a su vida pasada y renació a una nueva vida, siendo para siempre nueva criatura en Cristo. En el verso nueve dice que la justificación no se halla en la justicia que viene de la Ley, sino en la que viene de Jesucristo.
Y te preguntarás, ¿Qué utilidad apologética tiene todo esto?
Una mirada a fondo, a los fundamentos doctrinales del protestantismo en general, destapa una cruda verdad: las Sectas protestantes son continuación y prolongación de los intrusos provenientes del judaísmo que pretenden causarle tropiezos y desvíos a los primeros cristianos, para evitar que siguieran a Cristo. ¿Dónde se nota? En las cartas paulinas san Pablo denuncia a los intrusos del judaísmo que querían imponer a los cristianos la Ley de la Circuncisión, alegando que es obligatoria y necesaria para la salvación. Hoy, son las denuncias que hacen los apologetas católicos a las sectas que diciendo ser cristianas, imponen como obligatorias y necesarias para la salvación, las leyes judías del sábado, comidas prohibidas, el diezmo, entre otras.
Fuente:
(1) HURAULT, Bernard; Concordancia de la Biblia de Latinoamérica; Comentarios: Flp 3.1; BBC Versión 3.12
Para compartir:
1.- ¿Qué vinculaciones siguen presentes entre los antiguos cristianos sectarios de corriente judaizante y las sectas protestantes actuales?
2.- ¿Qué debe hacer respecto a la ley judía toda persona que abrace a Cristo y se haga su discípulo?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc