Apologética en la Liturgia de la Palabra
Miércoles, III Semana de Pascua. Ciclo A
Lecturas del día: Hch 8, 1–8; Sal 65, 1–7; Jn 6, 35–40
Comentario:
De la Liturgia de la Palabra quiero decir algo respecto a esta denuncia que hace Jesús a los judíos que le seguían: “Me habéis visto y no creéis»” (Jn 6, 36). San Agustín comenta así la actitud cerrada de esos judíos:
“Vosotros pues deseáis el pan del cielo, el mismo que tenéis a la vista, pero no lo coméis”(1).
Muchos hermanos que están en sectas y denominaciones protestantes; como también, muchos que dicen ser católicos, actúan igual que los judíos: se resisten al Espíritu Santo (cf. Hch 7, 51): sabiendo que viven en un error no lo quieren reconocer.
Pasa en ellos como dijo Jesús: “¡Han visto y no creen!”. Saben que Cristo está vivo realmente en la Eucaristía, que la Iglesia Católica fue fundada por Jesucristo, el Primado de Pedro, y tantas otras verdades fundamentales de la fe cristiana, pero no lo quieren reconocer, porque no tienen el don de la fe – acogida, docilidad, obediencia – y el amor a la verdad, que los convertiría en discípulos de Cristo. La verdadera fe implica, además de la comprensión cognoscitiva, una adhesión libre de la propia voluntad para acoger aquello que sabe. Para ejemplo, los demonios: “ellos también creen en Dios, ¡pero tiemblan!” (St 2, 19).
Así es la conducta cuando la mente está cautiva por una predisposición anticatólica: la enceguece ante la verdad; y si ésta le lleva al encuentro con la fe católica, no la toma tal cual se le presenta, sino que la interpreta de modo tergiversado de acuerdo a su anticatolicismo. Pongamos un ejemplo: les gritan a los católicos: “Quiten esa cruz. ¿Para qué esos viacrucis en Semana Santa? Cristo no está muerto. Cristo resucitó”. Hablan así porque su vista cautiva y secuestrada no les deja encontrar y reconocer lo que se encuentra en 1Co 2, 1-10 donde san Pablo anuncia que su preocupación y dedicación ha sido conocer a Cristo crucificado.
¿Por qué actúan así?
Porque reciben y dan una sabiduría elaborada por hombres. ¿Cuáles hombres? Sus fundadores y posteriores líderes. Si es adventista, su fundador y padre de doctrina fue Willian Miller (Estados Unidos, 1818); si es Testigo de Jehová, su fundador y padre de doctrina es Charles Taze Rusell (Estados Unidos, 1876). Si es pentecostal, su fundador y padre de doctrina es Charles Parham (Estados Unidos, 1901). Y eso que faltan aquí miles de denominaciones y sectas, en su mayoría originarias de Estados Unidos, Inglaterra o Alemania. Si fueran sus doctrinas, las primeras y auténticas enseñanzas cristianas, ¿no deberían provenir de Tierra Santa y ser una sola con una sola cabeza de gobierno que las una, y no andar así de divididos?
Sus doctrinas son de este mundo. En cambio, la fe católica es como dice san Pablo en la primera lectura de hoy: “no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo…, es una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios desde antes de los siglos para nuestra gloria” (1Co 2, 6-8). Así es, tal cual, la fe católica. Así como se la conoce hoy, así proviene, sin cambios, desde el siglo primero; y sus autoridades han estado durante siglos en Roma, porque en Roma fue donde murieron los dos grandes apóstoles, Pedro y Pablo; y ambos provenían de Tierra Santa, donde, con los demás apóstoles recibieron de Cristo directamente el Evangelio y la Fundación de la Iglesia.
Fuente:
*(1)* San AGUSTÍN de Hipona, Sobre el Evangelio de san Juan 25, Catena Aurea, Tomado de: [deiverbum.org/jn-06_35-40/]
Para compartir:
1.- ¿De qué modo puede una persona resistirse al Espíritu Santo?
2.- ¿Por qué motivo crees que haya hermanos protestantes que, sabiendo que la Iglesia Católica es la única de Jesucristo y que tiene la plenitud de los medios para salvarse, sin embargo, se resisten a dejar la secta dónde están?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc