Apologética en la Liturgia de la Palabra
Miércoles, VI Semana de Pascua. Ciclo A
Lecturas del día: Hch 17, 15-16. 22-18, 1; Sal 148, 1–2. 11–14; Jn 16, 12–15
Comentario:
En línea con la publicación de ayer, Dios nos adentra hoy en el conocimiento de la Santísima Trinidad. No la pases de largo, pues de ella puedes ayudar para dar razón de esta doctrina a personas que la adversen.
También te dará herramientas acerca de la desviación protestante de reducir la Revelación a la sola Biblia, ignorando la necesidad de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia.
Respecto a la Santísima Trinidad te dejaré, mejor que mis pobres aportes, un precioso escrito de San Gregorio de Nacianceno, Obispo y Doctor de la Iglesia, quien comentando el pasaje de Jn 16, 12-15 enseña: *(1)*
“El Antiguo Testamento ha manifestado claramente al Padre, oscuramente al Hijo. El Nuevo Testamento ha revelado al Hijo e insinuado la divinidad del Espíritu. Hoy el Espíritu vive entre nosotros, y se hace ver con claridad. Hubiera sido peligroso dar a conocer abiertamente al Hijo cuando la divinidad del Padre no era reconocida, y, cuando la divinidad del Hijo no era admitida, imponer…la del Espíritu Santo. Se podría temer que, como los responsables de demasiada comida o como los que miran el sol con los ojos todavía débiles, los creyentes pueden perder la fuerza que tenían para soportar. El esplendor de la Trinidad debe, entonces, iluminar progresivamente o como dice David, «poco a poco» *(Sal 83, 6)* y por una progresión de gloria en gloria …”
“Todavía quiero hacer esta consideración: El Salvador sabía que ciertas cosas sus discípulos no las podían llevar por ahora, a pesar de la enseñanza que habían recibido. Por la razón que he dicho más arriba, mantenía cosas ocultas. Y Él les repetía que el Espíritu, después de su venida, se lo enseñaría todo.”
En relación a lo segundo, Jesús a sus discípulos les advierte que era imposible para ellos poder comprender y retener todo lo que debían conocer y comunicar acerca de la Salvación: “Aún tengo muchas cosas que decirles, pero es demasiado para ustedes por ahora. Y cuando venga él, el Espíritu de la Verdad, los guiará en todos los caminos de la verdad” (Jn 16, 12-13).
De estar todo absolutamente en la Biblia, Jesús les podría haber dicho de otro modo: “Ya se les dijo todo lo que debían saber y anunciar”. No fue así como procedió; porque era demasiado para la limitada humanidad de aquellos hombres contener todo lo que Dios iba a revelar. Por eso, les anunció que iba a ser el Espíritu Santo quien, en la posteridad, les haría saber todo lo demás; y, obvio, que no sería en la humanidad de ellos, porque iban a morir, sino en la persona de sus sucesores legítimos. Aquí les está hablando de la Tradición y el Magisterio de la Iglesia, de los Concilios y los Dogmas de Fe.
Abramos nuestros oídos a la voz de Dios, atentos a sus diversos medios de Revelación; sin cerrarnos a la sola Biblia, o al extremo, anclados en la sola Tradición o solo el Magisterio.
Fuente:
(1) San Gregorio de Nacianceno, Discurso 31, 25-27; PG 36, 159; [deiverbum.org/jn-16_12-15/]
Para compartir:
1.- ¿De qué modo se fue revelando a los hombres la Santísima Trinidad?
2.- ¿Por qué en la sola Biblia no se puede encontrar toda la Revelación?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc
