Estamos explorando el principal misterio de nuestra fe cristiana,
el cual fue revelado de manera explícita por Cristo en la nueva Alianza. Esta revelación cuenta con el testimonio viviente de los autores bíblicos en los escritos del Nuevo Testamento. El numeral 234 del Catecismo de la Iglesia lo expresa de la siguiente manera:
«El misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Por lo tanto, es la fuente de todos los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina. Es la enseñanza más fundamental y esencial en la ‘jerarquía de las verdades de fe’ (DCG 43). Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela, reconcilia consigo a los hombres, apartados por el pecado, y se une con ellos» (DCG 47).”
A continuación, se presenta algunos pasajes del Nuevo Testamento donde se encuentra presente la doctrina de la Santísima Trinidad:
– Cristo revela que Él estaba presente en ese ‘NOSOTROS’ de Dios: “Glorifícame junto a ti, Padre, con la gloria que tenía a tu lado antes que el mundo fuese” (Jn 17,5).
– Accedemos al Padre gracias a Cristo y en un mismo Espíritu (cf. Ef 2, 18).
– El Padre nos crea, el Hijo nos redime y el Espíritu Santo nos santifica (cf. 1Pe 1,2).
– El Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo (cf. Mt 3,16-17; Jn 16,15; 20,22).
– Tres personas, siempre en comunión de amor: Dios Padre, por obra del Espíritu Santo, engendró a su Hijo. En las tres está presente la divinidad (cf. Lc 1,34-35; 10, 21).
– Cristo recibió del Padre el Espíritu Santo prometido, fue exaltado a la diestra de Dios; los tres reciben una misma adoración y gloria (cf. Hch 2,32; Mt 3,16-17; Jn 16,15).
– El Espíritu Santo da gloria a Cristo (cf. Jn 16,14), y la gloria se le da a Dios. Por lo tanto, Cristo es Dios. Además, Cristo reveló que el Espíritu Santo es también el Paráclito del Padre (cf. Jn 14,16- 26), lo que equivale a reconocer que el Espíritu Santo también es glorificado, es decir, es Dios.
– Los primeros cristianos se saludaban y daban bendiciones en nombre de la Trinidad (cf. 2Cor 13,13).
Para compartir:
1.- ¿Cómo se manifiesta la relación entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo en los pasajes del Nuevo Testamento, y de qué manera esto enriquece nuestra comprensión de la Trinidad?
2.- ¿Cómo podemos vivir el misterio de la Santísima Trinidad en nuestra vida diaria como católicos?
Elaborada por:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
El contenido fue tomado de la «Guía Bíblica Hospitalitos de la Fe” (VI Ed.), elaborada por el mismo autor de esta publicación.