Asela, no era una celebridad, y su recuerdo se habría ido si no hubiera escrito en sus cartas, el mismo San Jerónimo, traductor de la Biblia al latín dálmata, y Doctor de la Iglesia, de la que fue colaborador Asela. Vivir en Roma, en los años de su madurez, Jerome se reunieron alrededor de él a un grupo de mujeres dedicadas y académicos, cuyos nombres están todavía en el calendario incontrario: Paola, Marcela, Lea, y finalmente Asela Eustochia.
Esta chica salió de la intención a consagrarse a Dios a dejarlo todo para retirar una vida de ermitaña. Trabajaba todo el tiempo, no para sí, sino para los pobres, y al mismo tiempo rezando o cantando. También visitamos las tumbas de los mártires, pero en la oscuridad, sin ser reconocido. La dura vida no es el físico blando, por el contrario, unos cincuenta años, de acuerdo con el testimonio de San Jerónimo estaba «todavía en buen estado de salud, e incluso más sana de espíritu»…
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Fuente: http://vidas-santas.blogspot.com/2012/12/santa-asela-de-roma-virgen.html
Fecha: Jueves, 06 de Diciembre del 2018.
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