
Lecturas del día: Is 49, 1–6; Sal 139, 1–3, 13–15; Hch 13, 22–26; Lc 1, 57–66, 80
Comentario:
Hoy celebramos la solemnidad del nacimiento de Juan el Bautista. Su participación en el plan de la Salvación es de gran trascendencia para la formación en la defensa de la fe católica y para el camino hacia la unidad de los cristianos. Lo mejor que le podría suceder a los miembros de las sectas que viven como peregrinos buscando la Verdad es que nazca en ellos el espíritu y el poder de Juan el bautista. Porque, como decía Orígenes:
“Yo pienso que el misterio de Juan se realiza todavía hoy en el mundo. Cualquiera que está destinado a creer en Jesucristo, es preciso que antes el espíritu y el poder de Juan vengan a su alma a «preparar para el Señor un pueblo bien dispuesto» (Lc 1,17) y, «allanar los caminos, enderezar los senderos» (Lc 3,5) de las asperezas del corazón.” (1)
Es indispensable comprender que el nacimiento y el paso de Juan el Bautista por el mundo trae, para el pueblo de Dios, el puente donde termina la carretera de la antigua Alianza, con todas sus leyes, profetas y el sacerdocio levítico; y, donde comienza la nueva Legislación, el nuevo Sacerdocio y la Palabra hecha carne: JESUCRISTO. Así está escrito:
“La Ley y los profetas llegan hasta Juan”. De ahí comienza a anunciarse la Buena Nueva del Reino de Dios, y todos se esfuerzan con violencia para entrar en él.” (Lc 16, 16).
¿Violencia para entrar a las Buenas Nuevas del Reino en Cristo?, ¿por qué?
Porque los que entren en ellas tendrán que sufrir la renuncia a lo que creían definitivo, a lo que se habían aferrado desde sus antepasados, y la adversidad de quienes se resistirán a aceptar el culmen y el cese de la legislación antigua, con todas sus instituciones, obligaciones y privilegios.
Todo quien pretenda tomar para sí el llamarse cristiano, debe dejar las maletas de las leyes y preceptos antiguos decretados por Moisés; y, bautizándose en Jesucristo, hacerse nueva criatura para revestirse de los mandatos y preceptos que, mediante sus Apóstoles, Él estableció para que alcanzáramos a plenitud la Alianza perfecta con Dios. Esto obliga a sectas como Testigos de Jehová, Adventistas, y tantas otras que cargan todavía, al cuello, el yugo preceptual de la Ley Mosaica, a hacerse de sus propias manos para que rompan dicho yugo, y pasen a gozar de la herencia de libertad que Cristo alcanzó para todos los bautizados en su única Iglesia (cf. Rm 7, 1-6; Gal 3, 23-29; 4, 22-31)
Aquí les dejo esta preciosa perla antigua, tomada del obispo San Máximo de Turín, quien falleció entre los años 408 y el 423:
“Era inevitable que la observancia de la Ley se ensombrezca, en el momento en el que la gracia del Evangelio empieza a resplandecer; a la profecía del Antiguo Testamento le sucede la gloria del Nuevo… El evangelista dice a propósito del Señor Jesucristo: «Él era la luz verdadera que alumbra a todo hombre» (Jn 1,9)…”
“El Señor dice que Juan es una lámpara: «Él es la lámpara que arde y que alumbra» (Jn 5,35). La luz de la lámpara palidece cuando brillan los rayos del sol; la llama baja, vencida por el resplandor de una luz más radiante. ¿Qué hombre razonable se sirve de una lámpara a pleno sol?… ¿Quién vendría todavía para recibir el bautismo de penitencia de Juan (Mc 1,4), cuando el bautismo de Jesús aporta la salvación?” (2)
Fuente:
1] Documento en línea: ORÍGENES, presbítero. Homilías sobre San Lucas; Homilía 4, 4-6. https://www.deiverbum.org/06-24_solemnidad_natividad-de-san-juan-bautista_dia_homilias/
2] Documento en Línea: San MÁXIMO de Turín, obispo; Sermón: Es necesario que él crezca y yo disminuya; Sermón 99; PL 57, 535. Op. Cit.
Para compartir:
1.- ¿Qué aporte y crecimiento en la fe te ha dado esta publicación?
2.- ¿Qué otras luces para la formación apologética se pueden recoger del nacimiento y la vida de de San Juan Bautista?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc