«Que no está aún en mi lengua la palabra, y ya tú, Señor, la conoces entera; me aprietas por detrás y por delante, y tienes puesta sobre mí tu mano.»
(Sal 139,4-5)
«Que no está aún en mi lengua la palabra, y ya tú, Señor, la conoces entera; me aprietas por detrás y por delante, y tienes puesta sobre mí tu mano.»
(Sal 139,4-5)