Pbro. Héctor Pernía, mfc
Los sacrificios en la religión yoruba.
(517) Se oye con frecuencia decir que los sacrificios en la religión yoruba es lo mismo que los sacrificios que salen en la Biblia y que hacía el pueblo de Israel. Eso es totalmente falso. Presentaré al lector cómo engañan al decir tal cosa. Estos son los propósitos en los sacrificios de la religión yoruba:
- Para limpiar de un mal o una maldición.
- Ofrendar al orisha pidiendo su asistencia.
- Para la ceremonia de iniciación en una de los órdenes de esa religión.
Deben apartarse de esos sacrificios porque con hacerlo están cometiendo pecado de idolatría. Explicaremos ahora por qué: al hacerlo, le piden a espíritus ocultos en cada nombre de los orishas, lo que sólo deben y pueden pedirle a Jesucristo, directamente, o por intercesión de sus santos. Atentos; que no son los santos como a ellos equivocadamente se lo enseñaron y lo piensan; sino, los santos según la fe, la doctrina y la historia de la Iglesia Católica.
Los que los introdujeron en la religión yoruba les dijeron que creían en Jesucristo, y hasta lo llaman Olofí. Pero es falso. Lo identifican con este orisha, pero no creen en Él. De hecho, no le piden a Jesucristo las cosas sino al orisha. Allí Jesucristo es el puro nombre, como una máscara para encubrir y engañar, una trampa caza-católicos; mejor dicho, caza-dinero, haciendo creer que es a Cristo a quien le hacen el sacrificio. Ellos saben muy bien que a quien le está haciendo el sacrificio es a un espíritu del demonio.
Los sacrificios que se mencionan en la Biblia nada tienen de común con los de la religión yoruba. Veamos por qué:
(518) Era un reconocimiento de la soberanía de Dios sobre la creación: <<la tierra es del Señor>> (Sal 24,1) El hombre reconocía este hecho devolviendo a Dios lo que en última instancia es suyo. Así, el sacrificio era una alabanza a Dios, de quien proviene toda bendición.
El sacrificio podía ser un acto de agradecimiento por el don de la creación, por sus manifestaciones de poder y salvación, de amor y misericordia por su pueblo.
Algunas veces, el sacrificio servía como modo solemne de sellar un acuerdo o juramento, una alianza ante Dios (cf. Gn 21,22-30).
El sacrificio podía ser también un acto de renuncia y pesar por los pecados. La persona que ofrecía un sacrificio, reconocía que sus pecados merecían la muerte; ofrecía la vida de un animal en lugar de la suya propia.
Estos sacrificios eran sólo sombra y figura del sacrificio de Jesucristo y de su Resurrección; pero, al llegar la luz, la sombra desapareció y la realidad sustituyó a la figura para siempre.
Otros sacrificios distintos al de Jesucristo en la cruz ya no sirven; quedaron anulados para siempre.
(519) Toda la intención de decir que los sacrificios en la religión yoruba tienen bases bíblicas, es como lanzarle a los peces un trozo de carne ensartado en un anzuelo, haciéndoles creer que les están dando de comer, para así atraparlos y devorarlos después.
¿Deben los miembros de la religión yoruba continuar con los sacrificios que hacen o no? Al leer directamente de la Biblia lo que significa y representa el sacrificio de Jesucristo, saque usted mismo(a) las conclusiones y responda a tal pregunta:
“Cristo, en cambio, vino como el sumo sacerdote que nos consigue los nuevos dones de Dios, y entró en un santuario más noble y más perfecto, no hecho por hombres, es decir, que no es algo creado. Y no fue la sangre de chivos o de novillos la que le abrió el santuario, sino su propia sangre cuando consiguió, de una vez por todas, la liberación definitiva. Pues si la sangre de chivos y de toros y la ceniza de ternera, con la que se rocía a los que tienen alguna culpa, les dan tal vez una santidad y pureza externa, con mucha mayor razón la sangre de Cristo, que se ofreció a Dios por el Espíritu eterno como víctima sin mancha, purificará nuestra conciencia de las obras de muerte, para que sirvamos al Dios vivo.
Por eso Cristo es el mediador de un nuevo testamento o alianza. Por su muerte fueron redimidas las faltas cometidas bajo el régimen de la primera alianza, y así la promesa se cumple en los que Dios llama para la herencia eterna.
Tal vez fuera necesario purificar aquellas cosas que sólo son figuras de las realidades sobrenaturales, pero esas mismas realidades necesitan sacrificios más excelentes. Pues ahora no se trata de un santuario hecho por hombres, figura del santuario auténtico, sino que Cristo entró en el propio cielo, donde está ahora ante Dios en favor nuestro. El no tuvo que sacrificarse repetidas veces, a diferencia del sumo sacerdote que vuelve todos los años con una sangre que no es la suya; de otro modo hubiera tenido que padecer muchísimas veces desde la creación del mundo.
De hecho se manifestó una sola vez, al cumplirse los plazos, para abolir el pecado con su sacrificio. Así como los hombres mueren una sola vez, y después viene para ellos el juicio; de la misma manera Cristo se sacrificó una sola vez para quitar los pecados de una multitud” (Hb 9, 23-28).
“Por eso, al entrar Cristo en el mundo dice: Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, sino que me formaste un cuerpo. No te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije: “Aquí estoy yo, oh Dios, como en un capítulo del libro está escrito de mí, para hacer tu voluntad”. Comienza por decir: No quisiste sacrificios ni ofrendas, ni te agradaron holocaustos o sacrificios por el pecado. Y sin embargo esto es lo que pedía la Ley. Entonces sigue: Aquí estoy yo para hacer tu voluntad. Con esto anula el primer orden de las cosas para establecer el segundo. Esta voluntad de Dios, de que habla, es que seamos santificados por la ofrenda del cuerpo de Cristo Jesús hecha una sola vez.
Los sacerdotes están de pie a lo largo del día para cumplir su oficio, ofreciendo repetidas veces los mismos sacrificios que nunca tienen el poder de quitar los pecados. Cristo, por el contrario, ofreció por los pecados un único y definitivo sacrificio y se sentó a la derecha de Dios, esperando solamente que Dios ponga a sus enemigos debajo de sus pies.
Su única ofrenda lleva a la perfección definitiva a los que santifica. Nos lo declara el Espíritu Santo. Después de decir: Esta es la alianza que pactaré con ellos en los tiempos que han de venir, el Señor añade: Pondré mis leyes en su corazón y las grabaré en su mente. No volveré a acordarme de sus errores ni de sus pecados.
Pues bien, si los pecados han sido perdonados, ya no hay sacrificios por el pecado” (Hb 10,5-18).
Libérate pronto de collares y pulseras de cualquier orisha.
(520) Libérate pronto de esas cosas si las estás usando; y, si tú no has caído en ese error, debes entonces auxiliar a quienes andan inmersos en ello.
Esas prendas son la marca y la evidencia con la que ya no pueden ocultar que negociaron su alma y su propia libertad; algo parecido a Judas Iscariote mirando las monedas con la que le vendió a Satanás su alma a cambio de traicionar a Jesucristo.
Esto que vas a leer a continuación lo dice uno de los mismos miembros de esa religión: “Adquirir un collar de un orisha es como cuando el novio le entrega a la novia el anillo de compromiso para luego llegar a la unión completa, o sea, el matrimonio. Los collares o Elekes son lo mismo, el compromiso que los Orishas hacen con la persona en darle su protección continua hasta que si en el destino de la persona esté, llegue el momento maravilloso de contraer matrimonio espiritual, con el santo ángel tutelar de la persona. También el recibir los collares o Elekes es como recibir el bautizo dentro de la Religión”[1].
Si llevas puestos estos objetos estás involucrado y amarrado a un pacto que te convierte en esclavo(a) de otra persona de la cual dependerás, quieras o no. Ella será, en adelante, tu dueño(a). Luego que entres no van a dejar que te retires. En esa religión todo funciona igual a una mafia. Por lo tanto, busca ahora mismo la puerta de la libertad: busca a CRISTO.
Todo lo pintan tan espiritual y amoroso al inicio, y todo se torna tan opresor y decepcionante después. Las perturbaciones estarán en todas partes, dentro de casa o a donde quiera que vayas; porque el error lo llevan por dentro y si quieren hallar nuevamente la paz, deben inmediatamente deshacerse del mal camino que eligieron. Así lo resume el padre Rafael Troconis: “Usar esos collares para protegerse equivale a ponerse bajo la protección de alguno de los orishas y renunciar a Jesucristo”[2].
Los colores de los collares y pulseras de la religión yoruba.
(521) Que si los verdes, o blancos, o amarillos, etc; eso realmente es irrelevante. Los colores no oyen, no hablan, no respiran, no tienen poderes, ni vida propia, ni facultades divinas; y en nada ayuda estar dándole publicidad e importancia a un asunto que en realidad es secundario y no debe ni existir, ni ocuparnos la mente. De lo que debemos hablar es de lo que hay detrás escondiéndose y del enredo en el que se meten las personas que aceptan ponerse cualquiera de esas prendas, ya que éstas no son un mero adorno en el cuerpo.
Son un símbolo exterior que indican y representan leyes y normas de esa religión a las que cada uno debe sujetarse tal cual secuestro espiritual: significan obligación, posesión, dependencia, obediencia del alma a alguien; que en este caso es a espíritus de demonios que se esconden detrás del nombre de los orishas, y a una persona de carne y hueso, a un mortal que le va a estafar con sus supuestos secretos, con los que le va a engañar y a controlar la vida en adelante para mantenerse económicamente a expensas de su lista de esclavos.
Tal vez los llevan puestos porque dicen que son libres para hacerlo; pues, que cuenten entonces los últimos minutos o días de esa libertad que dicen tener, sino es que ya la cedieron y vendieron. Hasta se les puede preguntar cuánto dinero y qué sacrificios le pidieron para comprársela. Muchos de ellos no saben, no han caído en cuenta, o ya son conscientes de que, con poseer en el cuerpo esos collares y pulseras, le vendieron y entregaron a una mafia del diablo su propia libertad.
De nada sirve desmentir lo que sufren en agónico silencio
(522) Si no les sirven mis palabras para creer y para que se retiren a tiempo de esas costumbres, utilicen sus propios ojos y su capacidad de pensar y analizar el entorno verdadero que está detrás de todo el falso paraíso de promesas que venden para que entren en ese oscuro mundo.
Quien tenga ojos para ver que vea las familias de quienes se meten a esa religión: ¿son familias unidas?; ¿son sanas?; ¿educan correctamente y con amor a sus hijos?; ¿prosperan económicamente tal como dicen?
[1] En «¿Qué significa el recibir los collares o elekes en la santería?», 28-07-2006, <http://foro.univision.com/t5/Santeria /QUE-SIGNIFICA-EL-RECIBIR-LOS-COLLARES-O-ELEKES-EN/td-p/104640995>, (13-06-2015).
[2] P RAFAEL Troconis González, “¿Puedo ser santero y católico?”, en «Venezuela entre líneas», <http://www.venezuela entrelineas.com/leerentrelineas/marzo2008/lasanteria.htm>, (21-07-2015).