Pbro. Héctor Pernía, mfc
Dicen que a la Iglesia Católica no la fundó Jesucristo sino Constantino.
(113) Y dicen que eso ocurrió en el año 313 después de Cristo, con el Edicto de Milán. Están muy desinformados y equivocados:
Lo que con el Edicto de Milán se decretó fue el cese de las persecuciones y el reconocimiento oficial del Imperio Romano a la Iglesia Católica que ya tenía más de trescientos años de fundada para esa fecha, ya habían transcurrido treinta y dos períodos papales, y el obispo de Roma contemporáneo para ese momento cuando Constantino firmó el Edicto fue el Papa Melquíades (311–314). Y no fue nombrado por Constantino, sino por el resto de los sucesores de los apóstoles de ese tiempo.
Fue Jesucristo y no Constantino el que murió en la cruz y resucitó, el que llamó a Simón y le puso por nombre Pedro. Fue Jesucristo y no Constantino el que eligió a los doce Apóstoles; quien los envió y les dio el poder del Espíritu Santo en Pentecostés. No fue Constantino, sino Pedro, el que dio inició al nombramiento de sucesores de los Apóstoles una vez que estos fueron muriendo (cf. Hch 1,15-26).
La Iglesia Católica ya existía siglos antes del emperador Constantino.
(114) Estos son los nombres de los primeros nueve Papas de la Iglesia Católica; desde que Cristo nombró a Pedro como primer Papa hasta el año 142 en el siglo segundo: Pedro, Lino, Cleto, Clemente, Evaristo, Alejandro I, Sixto I, Telesforo, e Higinio. Tres, de los cuatro primeros Papas son bíblicos: Pedro (cf. Mt 16,17-19); Lino (cf. 2Tim 4,21) y Clemente (cf. Flp 4,3). Solamente la Iglesia Católica puede mostrar al mundo esta partida de nacimiento.
Retomemos algunos datos históricos: “El emperador Galerio había publicado una ley (30 de abril del 311) que reconocía por primera vez a los cristianos el derecho a profesar su religión (…); y un poco tiempo después; en febrero del 313, Constantino y Licinio, ahora únicos emperadores luego de vencer en una batalla sobre el puente Milvio, se reunieron en Milán y decidieron no sólo confirmar el edicto de Galerio, sino añadir en favor de la Iglesia disposiciones que la hacían pasar de simple tolerancia a pleno reconocimiento social”.[1]
La mentira esclaviza a las personas y la verdad las libera. Pídele a estos hermanos que respondan sin temor alguno: ¿Cómo pudo haber sido Constantino el que comenzó la Iglesia Católica y los Papas, si hubo tres siglos de períodos papales antes que él naciera y su propia mamá Santa Elena ya pertenecía a la Iglesia Católica muchos años antes que él?
Dicen que la Iglesia Católica no es de Cristo porque se paganizó con Constantino.
(115) Aquí el ataque no es tanto a la Iglesia Católica sino hacia Jesucristo. Y no es un ataque de quienes lo dicen, sino del que en la oscuridad se esconde para que no le enfrentemos a él sino a los que él utiliza bajo su dominio.
Al pregonar que la Iglesia se paganizó con Constantino están insinuando a que digan que no sirvió lo que Jesucristo hizo, que fracasó y que mintió al decir que las puertas del infierno no prevalecerían contra su Iglesia (cf. Mt 16,18).
Está introduciendo la grave ofensa y herejía de decir que Jesucristo le mintió a los Apóstoles cuando les prometió que estaría con ellos todos los días hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,20) y que engañó a la Iglesia en Pentecostés dándoles un Espíritu Santo (cf. Jn 14,26; 16,13; 20,22) que no servía o que luego cambió de opinión y se lo retiró.
Si la Iglesia Católica es sólo un invento de los hombres y no tiene a Cristo, tal cual como lo quiere hacer creer el diablo, ¿cómo fue que no la pudieron destruir las persecuciones en su contra del Imperio Romano antes de Constantino?
¿En qué parte de la Biblia está escrito que Cristo renunció a la Iglesia que fundó?
(116) Dios jamás renunció a Israel como pueblo elegido suyo por los tantos pecados de idolatría que éste llegó a cometer (cf. Ex 32,14; 34,6-7) y Jesucristo nunca expulsó a Pedro por sus negaciones (cf. Lc 22,54-62). Tampoco a Judas por su traición (cf. Lc 22,48; Jn 13,27), ni a Santiago y Juan por sus ambiciones de prestigio (cf. Mc 10,35-45). Él siempre les dijo la verdad, los confrontó, mas no los expulsó.
Algunos tal vez creen tener mayor autoridad que Jesucristo para expulsar de sus vidas a la Iglesia Católica por los pecados de sus miembros; creo que aún no se han visto en un espejo.
[1] DICCIONARIO DE PAPAS Y CONCILIOS, “Melquíades”, en «e-Sword…». Op cit.
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