Miércoles, III Semana T. Ordinario
*Lecturas del día:* 2Sam 7, 4–17; Sal 89, 4–5, 27–30; Mc 4, 1–20.
*Comentario:*
Así como los actos que las personas realizamos no son cápsulas que encierran lo que acaece al mero instante, sino que conllevan consecuencias y repercusiones de diversa índole, así también, que María, la madre de Cristo, haya tenido o no más hijos, no es un asunto tan simple como pareciera serlo. Si en una familia hay un solo hijo, ese solo hijo mira por la herencia de sus padres; pero si son varios, cada uno de ellos mira su derecho de participar también de esa misma herencia.
El caso del tema de hoy, refiere a una profecía del segundo libro de Samuel en la que Dios le promete a David un heredero último y eterno de su trono, de su dinastía: _“Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante ti; tu trono estará firme, eternamente.»_ *(2Sam 7, 16).* Ese heredero es el Hijo de Dios, pues así lo había anunciado: _“Yo seré para él padre y él será para mí hijo.”_ *(2Sam 7, 14)*
José era descendiente del linaje de David *(cf. Mt 1, 18; Lc 1, 26s).* Si él hubiese embarazado a María luego que ella dio a luz a Jesucristo, o hubiese tenido hijos antes de tomarla por esposa, cualquiera de esos hijos hubiese sido legítimo poseedor de ese mismo linaje; lo que hubiese impedido, directamente, que fuera Jesucristo el último y eterno heredero de ese linaje, y del trono de David. Los conocedores de aquella antigua profecía muy fácilmente hubiesen denunciado y acusado a Cristo de falso y mentiroso, de no ser el Salvador, el Hijo de Dios, el Mesías. Le habrían dicho algo así, por ejemplo: _“Imposible. Tú no eres ese heredero eterno del trono de David que nos anunciaron los profetas, porque ese Rey tendría que ser para siempre, y para eso, no podría tener sucesor alguno. Tu padre engendró de tu madre muchos hijos, y cualquiera de ellos puede, con todo derecho y poder, apelar a la sucesión del trono. Ellos también son descendientes del rey David, así que ellos también pueden ocupar ese trono, y pasarlo a sus hijos.”_
La única manera que el Mesías haya llegado hasta nosotros, y que veamos que es Él y no otro, el que tenía que venir a instaurar el reinado del cual fue solo figura el reinado de David, era que no tuviera nadie más con su misma estirpe que pudiera disputarle el trono, una vez que Él muriese.
*Para compartir:*
1) _¿Dios, que prometió que su hijo sería el sucesor eterno del trono de David, dejaría al descuido que otros pudieran continuarlo?_
2) _Insistir que María tuvo más hijos, ¿no será, acaso, obra del maligno para rechazar y negar a Cristo como Mesías?
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc
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