Recomendaciones bíblicas del Nuevo Testamento:
Si estás en medio de un conflicto o quieres ayudar a solucionar alguno, antes de seguir leyendo, haz esta oración diciéndole al Señor, con profunda convicción y piedad: “¡Habla, Señor, que tu siervo escucha!” o como, le dijo María: “Hágase en mí según tu Palabra”.
Aquí tienes estos textos del Nuevo Testamento que te servirán de luz para irradiar allí donde el conflicto ha llenado el ambiente de tiniebla y oscuridad:
Mt 5, 23-24 «Si traes tu ofrenda al altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y luego vuelve y presenta tu ofrenda«.
El Señor te está diciendo que no podrás estar en paz con Él si primero no estás en paz con tu prójimo; que no podrás alcanzar el perdón de parte de Dios si antes no ofreces tu perdón a quienes te hayan injuriado, calumniado y causado daño.
Mt 18, 15-17 «Si tu hermano peca contra ti, ve y repréndele a solas. Si te escucha, has ganado a tu hermano. Pero si no te escucha, toma contigo a uno o dos más…»
Esta instrucción de Jesús te ofrece una forma sabia y muy efectiva de afrontar un conflicto; no pretendiendo solucionar todo de una sola vez, llevado por la prisa, sino mediante un procedimiento directo y gradual, propio de personas sabias, prudentes e inteligentes.
Rom 12, 18 «Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres».
No sé si este versículo debiera estar más bien al principio de la lista, porque así como se dice que la mejor pelea no es la que se gana, sino la que se evita; de igual manera, la mejor manera de solucionar un conflicto es evitándolo. Por lo tanto, procura estar siempre en paz con todos y que nadie tenga cuentas, quejas ni reclamos pendientes en tu contra. No lastimes, no dañes, no injuries, no murmures, no hables mal a espaldas de las personas, sino solo de frente a ellas y con bondad en tu corazón, y no habrá incendios de conflicto en tu camino que tengas que apagar.
Gál 6, 1 «Hermanos, si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre; considérate a ti mismo, no sea que tú también seas tentado».
Antes de juzgar a los demás por sus pecados, recuérdate a ti mismo que también eres un pecador. Antes de señalar las faltas ajenas, considera tu propia fragilidad. Y antes de solicitar paciencia y comprensión por tus errores y caídas, ofrécelas primero a aquellos que han fallado de manera similar.
Ef 4, 26-27 «Aunque estéis enojados, no pequéis; no dejéis que el sol se ponga sobre vuestro enojo, de otra manera le daréis oportunidad al diablo».
Una gran lección: no acumules de un día para otro enojo alguno. Pacifica tu día antes de pasar al siguiente. Limpia tu corazón antes de la noche, para que quien entre y more en Él sea el Señor, y lo encuentre con olor a Él, a amor y misericordia; y no con olor al Maligno, con rencor e ira hacia tu prójimo.
Para compartir:
1.- ¿Cuáles de los textos bíblicos y recomendaciones te ayudaron a entender mejor el modo de actuar ante un conflicto?
2.- ¿En cuál de ellos te cuesta más adecuar tu forma de actuar y proceder?
3.- ¿Qué piensas ahora con la ayuda que se te ha dado en esta enseñanza de hoy?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc