Recomendaciones bíblicas del Antiguo Testamento:
Esto no es sólo una lectura. Es la Palabra de Dios. En el aposento de tu corazón, entra, y allí medita cada una de estas instrucciones que te da el Señor para que puedas solucionar favorablemente el conflicto que tienes por delante:
Lv 19, 17-18 – «No odies en tu corazón a tu hermano, pero corrige a tu prójimo, para que no te cargues con un pecado por su causa. No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yahvé”.
¡Qué importante! Ante la falta del prójimo, ni te hagas indiferente, ni guardes rechazo hacia él en tu corazón; al contrario, debes corregir pero amándole como a ti mismo.
Prov 15, 1 – «La respuesta suave quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor».
Este versículo habla de la valentía y el coraje de dominar y gobernar los propios impulsos, de manera que no se dé cabida alguna a la ira, a la provocación, al nerviosismo. Impacta y es verdad que muchísima más fuerza y poder tienen de solucionar las diferencias y desacuerdos, la serenidad y la bondad que la precipitación y la violencia.
Proverbios 25, 8-10 – «Si has visto algo, no acuses inmediatamente; ¿qué harás luego si tu adversario te contradice? Defiende tu causa contra tu adversario, pero sin revelar los secretos de nadie, cualquiera que lo supiera te lo reprochara y tu deshonor no tendría remedio. Joya de oro engastada en plata, tal es la palabra que se dice oportunamente”
El Señor te pide que tengas calma y que esperes antes de ir a contar lo que viste; pues, una cosa es lo que ven tus ojos y te supones e imaginas, y otra muy distinta es la situación que realmente acontece. Por hablar de lo que no sabes, puedes convertir tu boca en tu propio juez acusador, dando por hecho lo que es falso y siendo culpable de las consecuencias de un conflicto del cual tú mismo moralmente, estarás en la obligación de solucionar declarando que todo lo habías inventado.
Ec 7, 21-22 – ”No hagas pues caso a todo lo que se cuenta: así no oirás a tu servidor hablar mal de ti. Tú mismo lo sabes muy bien, has hablado con frecuencia mal de los otros”.
En línea con lo anterior, se te pide de parte de Dios montar vigilancia en tu boca antes de soltar una sola palabra de lo que ves u oyes; pues, así como una sola chispa puede provocar un incendio y ocasionar grandes daños, una sola afirmación falsa o distorsionada que salga de tu boca puede ocasionar un infierno a tu propio alrededor en el que seguro no querrás morir quemado.
Preguntas de Reflexión:
1.- ¿Qué es lo primero que se necesita tener para proceder a hacer frente a un conflicto?
2.- ¿Qué precaución y regla de oro se debe seguir para evitar los conflictos?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc