En varias oportunidades estuve chateando por Facebook con hermanos no católicos y les preguntaba ¿por qué los pastores en esos actos de culto no detienen a esas personas que se retuercen y se sacuden sobre el piso? Esto fue lo que siempre me contestaron: “lo que pasa es que usted no sabe nada aun sobre el AVIVAMIENTO, eso es el gozo que sienten las personas cuando reciben el Espíritu Santo.” Curiosamente a una joven que estaba asistiendo a uno de esos cultos donde acostumbran esas prácticas le preguntaba cómo le estaba yendo en ese lugar y me dijo: “me gusta, pero me da mucho miedo cuando a las personas les entra el Espíritu Santo y se tumban en el piso y hacen y dicen cosas feas”. Sorprendentemente le causaba miedo. El miedo no es precisamente un fruto del Espíritu Santo.
Escudriña en las Escrituras estos casos y encontrarás que están enseñando algo que es falso y además contrario a Dios. Ni siquiera en el día de Pentecostés, cuando más intensamente se hizo presente el Espíritu Santo, se presenciaron tales espectáculos en los Apóstoles y la Virgen María (Hch 2,1-13).
Lo que dicen las Escrituras del Espíritu Santo es esto: cuando Elías buscó la voz de Dios no la encontró ni en el terremoto, ni en los vientos, ni en el fuego, sino en el murmullo de la BRISA SUAVE y el SILENCIO (1Re 19,12-13). En la Virgen María también el Espíritu Santo se hace presente haciéndole saltar su corazón de gozo (Lc 1,47) y todo eso lo guarda ella en el silencio de su corazón (Lc 2,19), sin revolcamientos en el piso. Enseguida fue a ayudar a su prima Isabel que estaba embarazada (esto sí es avivamiento: EL SERVICIO) (Lc 1,39). Siempre en toda la historia de la salvación el Espíritu Santo se hizo presente sólo y con el único propósito de tomar hombres y mujeres para que transmitieran al pueblo un mensaje de parte de Dios. Nunca aparece tumbando a las personas y produciéndoles gozo revolcándolas y sacudiéndolas contra el piso.
Todo lo contrario, cuando encontramos en las Escrituras personas revolcándose de esa manera es exclusivamente cuando están poseídas por un demonio y aparecen Jesucristo o alguno de sus discípulos expulsándolo (Mc 1,26 y 9,17-29).
Yo siempre digo, que si alguno quiere recibir clases sobre AVIVAMIENTO léase bastantes vidas de Santos canonizados en la Iglesia Católica. También los podemos encontrar anónimos en muchos lugares. En sus vidas se dejan ver de manera esplendida los frutos del Espíritu Santo, y se cumple el dicho: “por los frutos los conocerás” y estos son los auténticos frutos o indicadores para decir que alguien tiene AVIVAMIENTO: amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad, dominio propio Gál 5,19-23.
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