Antes de dar respuesta a esta pregunta vamos a decir lo que no es:
No es un instrumento para pelear con los hermanos que no comparten la fe católica. Tampoco es un medio para humillar a los demás.
Por el contrario la Apologética es una disciplina teológica practicada desde los albores de la Iglesia para la defensa de la fe. Esencialmente respondía a injustas acusaciones que le hacían a la Iglesia desde distintos ámbitos. Los Padres apostólicos la practicaron, aunque la cultivaron más explícitamente los Padres apologistas. Su época es especialmente interesante, porque estos hombres tuvieron que hacer frente a graves peligros, que amenazaban —cada uno a su modo— la existencia misma de la Iglesia.
Frente a las falsas acusaciones de que eran objeto los cristianos, responden con el ejemplo de su vida y la grandeza de su doctrina. Algunos de ellos, bien preparados intelectualmente, toman la pluma y escriben extensas apologías -a veces dirigidas a los mismos emperadores- con la finalidad de confutar esas acusaciones calumniosas. Brillan los nombres de San Justino, de Atenágoras, de Teófilo…, entre otros muchos.
Otro peligro -más insidioso, y mucho más grave- fue la aparición de herejías en el seno de la Iglesia. Se trata fundamentalmente de dos errores: el gnosticismo y el montanismo.
En estas circunstancias, el Espíritu Santo -que asiste invisiblemente a la Iglesia, según la promesa de Cristo, y le asegura perennidad en el tiempo y fidelidad en la fe- suscitó hombres de inteligencia privilegiada que, empuñando las armas de la razón, con un análisis cuidadoso de la Sagrada Escritura, hicieron frente a estos errores y mostraron el carácter «razonable» de la doctrina cristiana. Comenzaba de este modo el quehacer propiamente teológico, que tantos frutos daría en la vida de la Iglesia.
Entre estos Padres y escritores destaca San Ireneo de Lyon, que reúne en su persona las tradiciones de Oriente y Occidente; luego, en Oriente, Clemente Alejandrino, Orígenes, y San Gregorio el Taumaturgo; en la Iglesia de Roma, Minucio Félix y San Hipólito; finalmente, en torno a Cartago, en el norte de Africa, Tertuliano, San Cipriano y Lactancio.
Pero la defensa de la fe verdadera siempre ha estado en la Iglesia, por eso vemos que San Pablo constantemente defendía la doctrina de Cristo, frente a judíos y griegos como lo vemos en Hchs 17, 17-32; también San Pedro nos aconseja a estar dispuestos a dar razón de nuestra esperanza, con mansedumbre y humildad (cf. 1Pe 3,15-16).
«Hoy se hace necesario rehabilitar la auténtica apologética que hacían los padres de la Iglesia como explicación de la fe. La apologética no tiene porqué ser negativa o meramente defensiva. Implica, más bien, la capacidad de decir lo que está en nuestras mentes y corazones de forma clara y convincente, como dice san Pablo “haciendo la verdad en la caridad” (Ef. 4, 15). Los discípulos y misioneros de Cristo de hoy necesitan, más que nunca, una apologética renovada para que todos puedan tener vida en Él» (Documento de Aparecida, 229).
GLOSARIO.
Gnosticismo: Según esta doctrina los iniciados no se salvan por la fe en el perdón gracias al sacrificio de Cristo, sino que se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe. Ni la sola fe ni la muerte de Cristo bastan para salvarse. El ser humano es autónomo para salvarse a sí mismo.
Montanismo: Herejía de tendencias apocalípticas y semi-místicas; creían que la Trinidad es solo una persona y que quien perdía la gracia ya no podía ser redimido.
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? 1. ¿Qué crees que se necesita para ser un buen apologista?
? 2. ¿Consideras necesario que el católico estudie apologética?
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• Elaborado por: Dorian de Paz, mfc.
• Fuente:
http://es.catholic.net/op/articulos/56990/cat/8/-la-apologetica.html
Biblia de Jerusalén.
• Fecha: Miércoles 17 de Enero del 2018.
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