Apologética en la Liturgia de la Palabra
Lunes, XII Semana del Tiempo Ordinario.
Lecturas del día: 2Re 17, 5–18; Sal 60, 3–5, 12–13; Mt 7, 1–5
Comentario:
Del evangelio de hoy: ”¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu ojo?”(Mat 7,3).
Cuán difícil es, muchas veces, dejar de mirar los pecados de los demás y dejar de criticarlos. Muchos hermanos no católicos nos acusan de tantas cosas (muchas veces sin saber), como: idólatras, fornicarios, adoradores de yeso, mundanos, inconversos, borrachos, pecadores y de muchas cosas más, para al final condenarnos al infierno. Admitimos que somos pecadores y, como el publicano en el templo, invocamos la compasión y el perdón de Dios.
¿Será que se parecen al fariseo que oraba en el templo?
”El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros, ni aun como este recaudador de impuestos” (Lc 18,11).
Nosotros no somos quien para juzgar a nadie y dentro de nuestra Iglesia Católica también caemos en el error de establecer juicios unos con otros. ”No juzguéis, para que no seáis juzgados” (Mat 7,1). Dios les dice a los impíos: ”Pero al impío Dios le dice: ¿Qué derecho tienes tú de hablar de mis estatutos, y de tomar mi pacto en tus labios?…” (Sal 50,16-21).
No debemos juzgar a otros, sólo Dios nos juzgará (Rom 12,1-3)
Para compartir:
1.- ¿Te fijas mucho en la vida de los demás?
2.-¿Cada cuánto tiempo autorevisas tus errores?
Elaborada por:
Yaidycar Brown, mfc