Lecturas del día: Ba 1, 15–22; Sal 79, 1–5, 8–9; Lc 10, 13–16.
Comentario:
Los textos sagrados de hoy nos ponen frente a un espejo; pues hoy, como en el Antiguo Testamento, Dios ve a su pueblo voltearse y rebelarse, sordo a la voz de sus ministros, tendido con rápida ligereza ante cualquier novedad de doctrina o religión que se le cruce.
Lo diferente del caso antiguo al actual, es la actitud de humildad y arrepentimiento del pueblo de Israel, y la persistente resistencia en estos tiempos de muchos bautizados de no atender la voz de los ministros elegidos por Dios para guiarle en la fe. El pueblo de Israel reconoce que las desgracias sufridas han venido por haber sido desobediente y haber tapado sus oídos ante los profetas, los representantes de Dios, para seguir ciegamente los antojos y caprichos de su corazón obstinado:
_”Nosotros no hemos escuchado la voz del Señor, nuestro Dios, que nos habló por medio de sus enviados, los profetas. Cada uno de nosotros ha seguido los planes de su corazón obstinado, sirviendo a dioses ajenos y haciendo el mal ante el Señor, nuestro Dios.”_ (Ba 1, 21-22)
Hay clamor en Israel porque han sido pisoteados por el ejército griego, que irrumpieron en el templo y en toda la ciudad, dejando una estela de muertos, y profanando signos, esculturas, y cuanto objeto sagrado tenían en el templo (cf. Sal 74, 1-9; 79, 1ss). Saben y confiesan que aquello les pasó por haber renegado de Dios y haberse puesto a rendirle culto a los dioses griegos.
Hoy ha sucedido algo semejante con el pueblo de Dios, la Iglesia. Con la más fría ligereza, muchos bautizados rompen con la fe de sus padres y antepasados, y se entregan a cualquier secta separatista, o a cualquier novedad pseudo religiosa con tal de obtener dinero. Se aplaude a cualquier emprendedor, no importa si lo que hace es moralmente malo o bueno, si es acorde a la fe cristiana o si la amenaza.
Síntomas de ayer que se repiten hoy
Los israelitas no quisieron escuchar a los sacerdotes de su tiempo, y tampoco hoy los cristianos lo quieren hacer. Se escudan del error de uno, para ignorarlos a todos. Debemos atender, con suma prudencia, las palabras de Cristo en el evangelio de hoy, reaccionar y corregir nuestros errores: _”Quien a ustedes escucha, me escucha a mí; quien a ustedes rechaza, me rechaza a mí, y así, quien me rechaza a mí, rechaza a quien me envió”_ (Lc 10, 16)
Esta es una advertencia y un llamado de conversión para quienes, siguiendo la rebelión protestante, creen que con la pura Biblia basta y es suficiente para salvarse, y de ese modo, tapan sus oídos para no escuchar la voz de los verdaderos pastores, los ministros de la única Iglesia fundada por Jesucristo. La rebelión contra Dios pasa por la desobediencia en la fe, y la Biblia es memoria y aviso de que, pueblo que se vuelve infiel a Dios, pueblo al que le sobreviene la miseria y el dolor, el sometimiento y la esclavitud.
Preguntas para compartir:
1) _¿Qué signos de rebelión y desobediencia a Dios encontramos hoy en el ambiente y la sociedad en que vivimos?_
2) _¿Cuáles son los pastores y ministros en la fe a los que el pueblo debe escuchar para oír la voz de Dios?_
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc