Porqué prohiben en algunas denominaciones a las mujeres usar pantalones?

(Diálogo inspirado en el encuentro 

entre el Etíope y Felipe en Hch 8, 26-40)

ETÍOPE: Me resulta tan extraña esa norma. ¿De dónde ellos la justifican o fundamentan?

FELIPE: Toman y aplican Dt 22,5 donde dice:

“La mujer no llevará vestido de hombre, ni el hombre vestido de mujer, porque Yahvé aborrece al que hace tal cosa”.

Les prohíben usar pantalones y se exige con obligatoriedad el uso de faldas bien cerradas hasta los pies. Si una mujer se niega a cambiar su ropa le rechazan el bautismo y el poder asistir a sus cultos. Hay evangélicos liberales y no liberales llamados también conservadores donde las mujeres no utilizan zarcillos, ningún tipo de prendas exóticas y usan su falda bien cerrada hasta los pies. Tienen prohibido las mujeres vestir con pantalón como el hombre.

ETÍOPE: Si van a dar gracias a Dios no entiendo qué tiene que ver la vestimenta o el uso de alguna prenda. Todo nace del corazón de la persona, dijo nuestro Señor (Mt 15,16-20). La forma de vestir no tiene nada que ver con el amor de una persona hacia Dios y el servicio a sus hermanos.

FELIPE: Yo tampoco entiendo el por qué de la imposición de una norma o doctrina que no es bíblica. En estos pasajes bíblicos encontramos el uso de prendas como zarcillos y collares sin señalamiento alguno de pecado: Gen 24, 22;24, 47; 35, 4; Nm 31, 50; Ez 16, 12; Jdt 10, 4. En las Escrituras la única mención que se hace de una prenda de vestir parecida a un pantalón está en Ex 39,28; Lev 6,3 y en Eclo 45,8, y se refiere al uso de “calzones”. También ha de sorprenderles a estos grupos ver que en estas citas bíblicas aparece el mandato de Dios de que los sacerdotes que iban a prestar el servicio de su ministerio en el Santuario debían usar estos calzones y en Ex 28,42 se establece que éstos iban desde la cintura hasta los muslos (véase traducción en la Biblia de Jerusalén).

ETÍOPE: Me parece que es una norma con muchas contradicciones: ¿Por qué entonces los hombres pueden hacer uso de calzones hasta los muslos y las mujeres tienen que obligatoriamente usar faldas bien cerradas hasta los pies? ¿En qué se basan para considerar que las mujeres no puedan mostrar nada de su cuerpo y los hombres sí? ¿Por qué descargan hacia la mujer un trato tan desigual y descalificativo? ¿En qué se basan para señalar que la mujer sea más impura que el hombre?

FELIPE: ¿Si de lo que se trata en estos sitios de culto es de aplicar al pie de la letra el versículo 5 de Dt 22, nos preguntamos por qué no lo hacen con el resto de ese mismo capítulo donde se manda, entre otros preceptos, a apedrear a las mujeres encontradas en adulterio? Deberían también en consecuencia asumir al pie de la letra toda la Ley Mosaica y definitivamente marcar distancia con la Nueva Alianza traída por Jesucristo. Utilizan lo que les conviene y tapan lo que los contradice o lo que no les beneficia manteniendo vendados, de este modo, los ojos de sus prosélitos.

Parece que dejan de lado que Jesucristo, en su propia carne destruyó el sistema represivo de la Antigua Ley con sus mandamientos y decretos para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre nuevo (Ef 2,15) y que respecto a ese mismo capítulo 22 de Deuteronomio, de donde sacan el pretexto para prohibir a las mujeres usar pantalones como el hombre, Jesucristo se opone a la aplicación del versículo 21 y 22 cuando los judíos le llevaron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio para apedrearla (Jn 8,1-11). Debemos ayudarles a quienes se aferran a esa norma que el mismo Jesucristo señaló que Moisés tuvo que incorporar preceptos en la Ley por la dureza del corazón de los israelitas (Mc 10,5). En Mt 5,20-48 lo encontramos corrigiendo muchos excesos de esa Ley Antigua.

ETÍOPE: ¿Cómo podríamos ayudarles a estas personas a que abran sus ojos y comprendan su error?

FELIPE: Para ayudarles a abrir sus ojos y su entendimiento deben reflexionar lo mismo que Pablo le hizo saber a los judíos:

“Sepan, pues, hermanos, cuál es la promesa: por su intermedio [Jesucristo] ustedes recibirán el perdón de los pecados y de todas esas cosas de las cuales buscaron en vano ser liberados por la Ley de Moisés” Hch 13,38.

Otra recomendación: Cuidar más la lengua que la vestimenta: En lugar de distraer y absolutizar la atención en el vestir (pantalones, blusas, prendas, entre otros) deberíamos poner más control en la boca y dominarla pues la lengua es el peor castigo del cuerpo, así lo dice en Stgo 3,1-12. Estamos de acuerdo con que muchas personas abusan de la libertad de usar cualquier tipo de ropa y entonces también usan vestimentas que no son decentes, acordes a un cristiano.

ETÍOPE: En esa insostenible norma se dice muy poco o nada del cuerpo de los hombres. Mujeres y hombres deberían tener un mismo trato y consideración.  Es ésta una doctrina machista, retrógrada y arcaica tanto por el tiempo como por el clima y las condiciones en las que hoy hay que vivir: los climas muy calurosos, el subir o bajar el transporte con esas faldas, el montar a caballo, andar en bicicleta o en moto. Hay mujeres que confiesan sentirse más protegidas en su intimidad femenina usando pantalón que usando faldas largas. Recuérdese cómo a una mujer que tenía la menstruación se le consideraba impura y nadie la podía tocar, siendo que es algo natural de su condición de mujer recibido de Dios Padre. Y Dios no falló en su creación. Hay casos de mujeres evangélicas que se suben bastante la falda para andar en una moto. Si llevaran pantalón andarían incluso más protegidas. No es el hecho de estar vestida con un faldón lo que las va a convertir en ser mejor mujer, más cristiana, más espiritual y más humana.

FELIPE: Esta es una doctrina morbosa y denigrante hacia la mujer. La doctrina de obligar a las mujeres a usar faldas largas y ropas que oculten su cuerpo, refleja el arrastre de una mentalidad maniquea o dualista de la cultura helénica ya superada que consideraba al cuerpo de una mujer como pecado en sí mismo, manchado de corrupción y refleja una visión morbosa y sucia del ser humano.  Esta es una doctrina de hombres y además mundana, ya que echa por tierra la visión del cuerpo que debemos profesar los cristianos. ¿Qué nos dicen las Escrituras en el Nuevo Testamento? Nos enseñan que el cuerpo es puro y que pura ha de ser también nuestra mente; pues, por el bautismo, el cuerpo ha sido redimido por Cristo y se convierte en Templo del Espíritu Santo (1Cor 6,19). Por el bautismo nos hemos despojado del cuerpo carnal para revestirnos del cuerpo de Cristo (Col 2,11-12). Debemos vigilar nuestro cuerpo (1Co 9,27) para mantener la dignidad y la santidad de Aquél de quien ya somos parte de su Ser (1Cor 6,15; 12,27).

Es importante resaltar la dignidad del cuerpo como creación de Dios. Si esto lo tenemos claro no podemos luego poner trapos de doctrina que hablen del cuerpo como algo pecaminoso y a decirles a las mujeres que usen las faldas largas y que se tapen por entero. Están tapando la dignidad del amor de Dios que nos ha creado, hechura de sus manos. Muchas veces esas vestiduras se usan para ocultar pecados cometidos en el pasado, y por lo tanto, como sabemos que a Dios no le agradan, nos ponemos unas máscaras, unos vestidos encima arropando nuestro ser sabiendo que no va por allí la cosa.