Lunes III de Pascua, feria. Ciclo B / Año impar
Lecturas del día: Hch 6, 8-15; Sal 118; Jn 6, 22-29.
Comentario:
Entre muchos que abandonan a la Iglesia católica, no faltan quienes lo hacen seducidos por aquellas «señales» que transmiten los predicadores de origen protestante por sus medios de comunicación. Si miramos más de cerca a tales «signos» y «señales», veremos que no son otra cosa que manifestaciones que sacian una necesidad temporal típica de nuestros tiempos: la salud. En esto se parecen a quienes seguían a Jesús en las tierras de Galilea; aquellos le seguían (cf. Jn 6, 2): “(…) porque veían los milagros que hacía con los enfermos”. [1]
Entre aquellos galileos Jesús multiplicó cinco panes y dos peces (cf. Jn 6, 9-13) y, más adelante, les hizo la exhortación que hoy leemos en el evangelio: “(…) en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a este lo ha sellado el Padre, Dios” (cf. Jn 6, 26-27). Claramente, Jesús les «reclama» la razón por la cual lo buscan realmente: para saciar sus necesidades temporales, no para alcanzar la vida eterna.
Quienes hoy se dejan seducir por esas «señales» de tele-evangelistas y predicadores, no están muy lejos de aquellos galileos: Sólo buscan saciar sus necesidades temporales, no están pensando en procurar la vida eterna. Abandonan la Iglesia católica, la presencia real de Cristo en la Eucaristía (el «pan de vida eterna»), para ir tras aquellos que le ofrecen salud y prosperidad. No logran discernir que los milagros de Jesús no tenían el fin de «saciar necesidades», sino de demostrar su condición divina y certificar el origen divino de su mensaje; esto era lo más importante, pues Él daría “el alimento que perdura para la vida eterna (…)” (cf. Jn 6, 27b).
Bien vale para nosotros hoy, a la luz de este evangelio, que nos preguntemos ¿Estamos buscando en Jesús alcanzar la vida eterna o sólo nuestras satisfacciones naturales, temporales y terrenas? ¿Me dejo seducir por falsos «milagros»? Negamos aquí que tales «milagros» sean verdaderos no porque no vayan más allá del orden natural –pudiesen ser sobrenaturales ya que satanás puede simular ser un ángel de luz (cf. 2Cor 11,14)-, sino porque no conducen a Cristo. El verdadero milagro de Dios trasciende nuestra necesidad temporal: Nos conduce a procurar la vida eterna con Dios. Si el tal milagro no nos conduce a Dios, no ha servido de nada.
Fuente:
[1] Biblia Nácar-Colunga (1977). Biblioteca de Autores Cristianos.
Para compartir:
1.- ¿Conoces hermanos católicos que sólo andan buscando satisfacer sus «necesidades temporales»? ¿Qué puedes enseñarles hoy?
2.- ¿Cómo le explicarías a un hermano no católico que los «milagros» que ve en su religión no son ninguna evidencia de que allí obtendrá la vida eterna?
Elaborado por:
Nelson Ledezma, mfc