Apologética en la Liturgia de la Palabra
Santa María, Madre de Dios, solemnidad
Lecturas del día: Nm 6, 22-27; Sal 66, 2-3. 5. 6. 8; Ga 4, 4-7; Lc 2, 16-21
Comentario:
¡Recibe un venturoso año nuevo! de la mano de Dios todo llega a buen término. Por eso, es que lo primero que hagas deba ser ir a la Eucaristía a agradecer a Dios el don de la vida y a poner en manos de Dios todos tus proyectos. Ve a recibir la bendición de Dios, que fue ordenada por Dios desde tiempos antiguos para todo su pueblo (cf. Nm 6, 23-27).
Además de pueblo, celebramos hoy que somos la Familia de Dios, y lo hacemos conmemorando la solemnidad de María, Madre de Dios. Este Dogma de Fe fue solemnemente definido por el Concilio de Éfeso (año 431). Tiempo después, fue proclamado por otros Concilios universales, el de Calcedonia y los de Constantinopla. El Concilio de Éfeso, del año 431, siendo Papa San Clementino I (422-432) quien definió:
«Si alguno no confesare que el Emmanuel (Cristo) es verdaderamente Dios, y que, por tanto, la Santísima Virgen es Madre de Dios, porque parió según la carne al Verbo de Dios hecho carne, sea anatema».(1)
Dios nos bendice por medio de María, puesto que la tomó por madre Suya y como madre nuestra: “Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley” (Ga 4, 4). María es lo opuesto a Eva, madre de los pecadores. Ella fue la elegida por Dios para ser su madre. ¿Cómo lo sabemos?, es sencillo, Dios no dejó se ser verdadero Dios al hacerse verdadero hombre. En Cristo, su Hijo, resplandece en plenitud, la manifestación de la Humanidad reconciliada y la Divinidad encarnada.
María es, a su vez, Madre nuestra, por ser la madre del Primogénito de toda la creación, Jesucristo. Por Cristo, ella es madre de todas las nuevas criaturas y de toda la creación reconciliada. Por el Sí de nuestra Madre, Dios se hizo carne, y recibimos la condición de hijos que nos permite clamar y decir a Dios: ¡Abbá, Padre! (cf. Ga 4, 5-6).
Aparecen razones para entender porqué, los que niegan a la Virgen María por madre, también se resisten a dejar atrás aquellas leyes que solo fueron vigentes en la antigua Alianza y que eran para los judíos: la obligación del diezmo, la prohibición de alimentos, el sábado, entre otras. Los esclavos se acostumbran a serlo, y los libres, gozan de ser libres y no venden su libertad por la esclavitud. Y son Sectas, no solo por vivir de retazos de la fe cristiana; sino, porque al irse por los mandatos de la antigua Alianza, no los abrazan todos, sino que se toman para sí solo algunos de ellos, y violan el resto.
Profundicemos, con Santo Tomás de Aquino, un poco más acerca de la doctrina de la maternidad divina de María:
«Dios prepara y dota de tal manera a aquellos a los que Él elige para alguna misión particular, que se vuelven capaces de cumplirla (cf. 2Co 3, 6) ‘ Ahora bien, la Bienaventurada Virgen fue elegida por Dios para ser Su Madre. Por lo tanto, no puede existir duda alguna de que Dios, por medio de Su Gracia, la hizo digna de esta misión, de acuerdo con las palabras que le dirigió el ángel (Lc 1, 30-31): ‘Has hallado gracia con Dios: he aquí que concebirás, etc. Sin embargo, ella no hubiese sido digna de ser Madre de Dios si hubiese pecado alguna vez. Primero, porque el honor de los padres se refleja en los hijos, de acuerdo con Pr 17, 6: ‘La gloria de los hijos son sus padres’ y, consecuentemente, la vergüenza de la Madre se habría reflejado en su Hijo. Segundo, por la singular afinidad entre ella y Cristo, que de ella se encarnó (…)’ Tercero, por la manera singular en la cual el Hijo de Dios, que es la ‘Divina Sabiduría’ *(1Co 1, 24)* habitó en ella, no solo en su alma, sino en su vientre. Y está escrito (Sb 1, 4): La Sabiduría no entrará en un alma maliciosa, ni habitará en un cuerpo sujeto al pecado”. (1)
*Fuente:*
*(1)* Concordancia Doctrinal Católica, e-Sword. esword-espanol.blogspot.com/2010/10/concordancia-doctrinal-catolica.html
*Para compartir:*
1.- ¿Qué frutos en la fe te ha dado el tema de esta publicación?
2.- ¿Conoces alguna otra fuente, bíblica, de la Tradición o del Magisterio de la Iglesia, sobre el Dogma de María madre de Dios?
*Elaborado por:*
Pbro. Héctor Pernía, mfc