- Liturgia<📖> Apologética
De la Liturgia de la Palabra.
XVII Sem. T. Ordinario
Fecha: 30 de Julio de 2018
Comentario: El mensaje de la parábola de la faja en la cintura de la que nos habla el Señor en el pasaje de Jr 13, 1-11 podría caerle algo incómodo a algún católico, y es justo para provocar y causar lo que Dios pretende: que sintamos celos por Él, como Él lo está sintiendo hacia nosotros por nuestra conducta adúltera e infiel.
Considerando la posibilidad de que, siendo la Iglesia Católica la faja sujetada por Cristo a su cintura en el momento en que la fundó, para tomarla como ornamento sobre su piel para indicar que con ella se sentía engalanado, embellecido; sin embargo, hoy la encuentra podrida con la humedad del pecado de muchísimos de sus miembros que, olvidando a su Señor que les redimió en la cruz, se entregaron tal cual Sodoma y Gomorra a todo tipo de desenfreno y pecado: asesinato, aborto, desviaciones sexuales, robo, corrupción, adulterio, promiscuidad, brujería, astrología, hechicería, drogadicción y narcotráfico, entre otros.
La infidelidad de muchísimos católicos, a Cristo y a su Iglesia, sobrepasa niveles poco conocidos hasta ahora. Muchos prefieren servir a los poderes de este mundo y a sus propios instintos que a Dios; y con pasmosa frialdad abandonan la Iglesia para unirse a cualquier denominación o a cualquier brujo u ocultista que se le cruce por el camino. La idolatría por la que Dios acusa a la Iglesia Católica, no es de ninguna manera, por tener imágenes cristianas; por las que más bien siente celos y dolor ante las muchas profanaciones y ofensas que se cometen hacia ellas. Dios acusa, más bien, la escandalosa idolatría que por igual penetra y hace vida tanto en muchos católicos como en no católicos: las ambiciones del dinero, el placer y el poder.
¡Dios es celoso, pero no infiel!
Dios no responde con infidelidad, quitándose de su cintura la faja (Iglesia Católica) para cambiársela por cualquier secta que se haga autodenominar cristiana o evangélica; sino que, con gestos de paciente y aleccionadora reacción, quiere provocar sus celos y llamarla al arrepentimiento y la conversión, permitiendo que fuera de la Iglesia, haya denominaciones donde sean noticia los signos y testimonios de bendiciones y gracias provenientes de Él. Como dice el salmista: ”Me han encelado con lo que no es Dios, me han irritado con sus vanos ídolos; ¡pues yo también voy a encelarles con lo que no es pueblo, con una nación fatua los irritaré!” (Sal 32, 21). Dios anunció que sus manifestaciones fuera de su Rebaño no son sino para provocar celos de su amada y eterna esposa, la IGLESIA CATÓLICA; para hacerla reaccionar, levantarla y rescatarla del pecado en que se encuentra enlodada y herida.
¿Qué revela todo esto? Sobre todo, la tierna y firme fidelidad de Cristo hacia su propia Iglesia. Aunque ella le abandone, Él no la abandona. Le provoca celos para ayudarla a cambiar y a corregir de sus errores, pero no la cambia por otra. Revela, además, que el hecho de que sucedan señales de presencia de Dios en aquellas denominaciones no las convierte en la Iglesia Verdadera; que no se emocionen mucho por ello. Dios no cambió a la Iglesia Católica por alguna de las muchas sectas recién aparecidas; con ellas sólo quiere provocar el arrepentimiento y la conversión de los católicos infieles hacia su propio Fundador: JESUCRISTO.
✒ Preguntas para compartir:
1.- ¿Sentirá Dios por ti esos celos por los motivos que denuncia el profeta Jeremías?
2.- ¿Qué designios, en su infinita y sorprendente sabiduría, tendrá Dios en su plan de salvación, al permitir que sucedan signos de su presencia en lugares de culto fuera de la Iglesia verdadera que su Hijo Jesucristo fundó?
📝 Elaborada por: Pbro. Héctor Pernía, mfc
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