Decía San Ignacio de Antioquía:
“Procurad reuniros con más frecuencia para celebrar la acción de gracias y la alabanza divina. Cuando os reunís con frecuencia en un mismo lugar, se debilita el poder de Satanás, y la concordia de vuestra fe le impide causaros mal alguno”. (1)
Dice San Ignacio:
«La oración debilita el poder del demonio». La oración aumenta la presencia y acción siempre victoriosa de Dios. San Ignacio hace énfasis en la oración Eclesial, la hecha en Asamblea, en la Acción de Gracias; en la Eucaristía, y en la Alabanza Divina.
La oración comunitaria que más fortalece entre hermanos, es la oración de alabanza acompañada de la concordia en la fe, sin rupturas ni desacuerdos con la fe primera confiada por Cristo a los Apóstoles y transmitida hasta hoy por medio de la Sucesión Apostólica.
Sin embargo, no basta con ir a orar una vez, o dos, o de vez en cuando, San Ignacio insiste pidiendo hacerlo con más frecuencia y en un mismo lugar.
La lección de hoy advierte que, para ser fuertes, no debemos apoyarnos en la sensación de estabilidad que ofrecen el dinero, los bienes materiales o el placer; sino en una sólida y perseverante vida de oración en comunión con la Iglesia verdadera para no apostar en bienes que son caducos y vulnerables, que a la larga hacen más doloroso e irreversible el fracaso. Busquemos los bienes eternos, los que vienen y nos llevan al cielo *(cf. 2 Co 4, 16; Col 3, 1-2).* Éstos son los imperecederos, los inagotables.
Fuentes:
(1) San Ignacio de Antioquía, Carta a los Efesios 2,2 – 5,2.
Para compartir:
1.- ¿Por qué es mejor orar juntos que orar solos?
2.- ¿Qué modo de oración comunitaria provee de mayores frutos?
Autor:
Pbro. Héctor Pernía, mfc