I Domingo de Cuaresma, solemnidad. Ciclo B / Año impar.
Lecturas del día: Gn 9, 8-15; Sal 24, 4-9; 1Pe 3, 18-22; Mc 1, 12-15.
Comentario:
¡Cuántos se aprovechan de la ignorancia de muchos! Entre grupos -mal llamados “evangélicos” (que ni siquiera están en armonía con el “protestantismo” clásico)- es cada vez más común escucharlos hablar de Pactos de Fe o Pactos con Dios. Los líderes que pregonan tales prácticas no se cansan de llamar a sus fieles a «Pactar con Dios» por sus necesidades (materiales, físicas, espirituales): ¡Pacte por su milagro!, ¡por su matrimonio!, ¡por sus finanzas!, ¡por su negocio!… Cualquiera sea el motivo del PACTO, todos se hacen con dinero y sin ese dinero «para sellar» el pacto, el mismo no tendrá efecto; es decir, sin dinero Dios no cumple lo pactado.
No sólo desconocen la Biblia, también el uso correcto del idioma. Si consulta algún diccionario, notará que el término PACTO designa: _“un acuerdo, alianza, trato o compromiso cuyos involucrados aceptan respetar aquello que estipulan”_ *(1)*. Se deduce que, para establecer un pacto, al menos, hay dos partes que plantean sus condiciones buscando acuerdos que se obligarán a cumplirlos. ¿En qué momento entonces, Dios presenta sus condiciones para “pactar” con aquellos “cristianos”? En la práctica los únicos que fijan los “términos” de lo que llaman “pacto” son los ingenuos que creen en eso: Ellos son los que deciden que es lo que Dios “va a cumplir” (salud, prosperidad, etc.), cuánto cuesta ese “trato” (el dinero) y a quien se lo “pagan” (al “pastor” o “apóstol”).
Hermanos, que la ignorancia no nos haga caer en esos errores. Ni la Biblia ni el Magisterio de la Iglesia enseñan que nosotros podemos proponerle PACTOS a Dios, ni que compramos sus Gracias o sus milagros. Las referencias que encontramos en la Biblia sobre los pactos de Dios -como el de la primera lectura de hoy, con Noé (Gn 9, 8-15)- claramente muestran que es ÉL quien tomó la iniciativa y quien fijó los términos de los mismos; así lo hizo con Noé, con Abraham (Gn 17, 17) o con David (2 Sm 23, 5).
No mal entienda la disposición de Dios para ayudarnos en nuestras necesidades (cf. Mt 7, 7-11), Dios está presto para asistirnos -claro que sí- pero lo único que “pide a cambio” (por así decirlo) es nuestra confianza, amor y obediencia a Él (cf. Mc 11, 24; Hb 11, 6; St 1, 6; Jn 14, 23; 15, 16; 1Jn 3, 21-22).
Fuente:
(1) Consulta On-Line, disponible en: https://definicion.de/pacto/
Para compartir:
1.- Usando el texto bíblico de St 4, 3; ¿Cómo le explicarías a un hermano practicante de la doctrina de los “pactos” que está en un error?
2.- ¿Qué argumento bíblico o del Magisterio usarías para explicar que Dios quiere de nosotros nuestro arrepentimiento y nuestras buenas obras, no nuestro dinero?
Elaborado por:
Nelson Ledezma, mfc