Apologética en la Liturgia de la Palabra
III Domingo de Pascua, Solemnidad.
Lecturas del día: Hch 2, 14, 22–33; Sal 15, 1–2. 5. 7–11; 1Pe 1, 17–21; Lc 24, 13–35
Comentario:
Una similitud en dos episodios bíblicos: muchos que oían a los apóstoles predicar con mucho poder y grandes prodigios, creían que estaban borrachos; y, a pesar de que Jesús caminaba con dos de sus discípulos a Emaús, y les explicaba las Escrituras, ellos no lograban reconocer que era Él. Ambos casos hablan de la dificultad del hombre en reconocer a Dios cuando Él se le manifiesta.
Ambos episodios hablan de la dificultad que tenemos muchas veces para darnos cuenta de la presencia de Dios actuando en nuestras vidas; y eso pasa, porque a los asuntos de Dios no se les puede encontrar sino en espíritu y verdad (cf. Jn 4, 21-24). Este es un punto de apologética muy importante, y que raramente se toma en cuenta.
La gran mayoría de los hermanos protestantes y de los mismos católicos desconocen a la Iglesia Católica. No hay uno que diga: “Yo he leído con objetividad y minuciosamente el Catecismo de la Iglesia Católica”. Lo mismo pasa con la mayor parte de los católicos. Hay que ver cómo les cuesta entender que un sacerdote tenga el poder de liberar y quitar los pecados a las personas, o de convertir un trozo de pan y un poco de vino en el cuerpo y la Sangre de Cristo. Porque los ven como simples humanos, y no se adentran a conocer la Iglesia Católica en su origen y naturaleza.
Viven enfermos de ceguera en la fe. A pesar de que ocupan tanto tiempo en estudios bíblicos y de que llevan a todas partes la Biblia, a menudo pasan por alto el contenido y las repercusiones de lo anunciado hoy en la primera lectura. En ella hay una abierta y contundente señal de la primacía y autoridad de Pedro entre los doce apóstoles y sobre toda la Iglesia de Jesucristo.
En la mente de los miembros de las Sectas domina más su posición de anti catolicismo, que la disposición de discernir y aceptar, tal cual, lo que un determinado pasaje bíblico les está revelando. Son escurridizos ante un católico instruido. Sus predilectos son los católicos ignorantes y en situación vulnerable. Inventan cualquier obstrucción para interrumpir y no escuchar la argumentación del católico, con el fin de evadir las consecuencias y compromisos finales de encontrarse frente a la verdad, de la cual anda huyendo.
Para compartir:
1.- ¿Crees, realmente, que conoces la Iglesia Católica?
2.- ¿Si el mundo conociera la Iglesia Católica, sería el mismo?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc