Jueves, IV Semana. Tiempo Ordinario
Comentario:
En el evangelio de hoy, encontramos uno de los pasajes donde los discípulos, siguiendo el mandato de Cristo, van a los enfermos, les ungen con aceite y éstos se mejoran. El primero en ofrecer este don al pueblo de Dios fue el propio Jesucristo, y luego, él envío a sus discípulos de dos en dos, a predicar la conversión, expulsar demonios (lo hacen en el sacramento de la Confesión) y a sanar enfermos.Así dice el pasaje bíblico de hoy:“…expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.” (Mc 6, 13)Este es un Sacramento que muy pocos conocen. Son muchos los que atemorizan a un enfermo o los que se hacen una idea distorsionada de este Sacramento, y creen que si un sacerdote le da la unción de los enfermos es porque se van a morir a los pocos días. La verdad es que este es uno de los Sacramentos más consoladores y cargados de amor y misericordia, tanto para el enfermo como para su familia, ya que se suplica a Dios y se le unge con la fuerza del Espíritu Santo por su pronta recuperación.
Los testimonios nos sobran a los sacerdotes si tuviésemos que narrar ejemplos de enfermos que han visto una gran mejoría luego de recibir el sacramento.
Pregunta para compartir:
Comparte con tus hermanos algún testimonio de enfermos que se han visto recuperados en su salud gracias a este Sacramento
¡Todo para Cristo!
Su servidor,
Pbro. Héctor Pernía, mfc.
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