Hacer oración y vigilar la lengua
Antes de orar, primero abre la Biblia y lee detenidamente, dos y tres veces St 3, 1-18. Verás que, para evitar incendios con la lengua, lo mejor es contratar un cuerpo de policías y uno de bomberos. El de policías, para que no dejen salir de la lengua ninguna suposición convertida en juicio contra el prójimo; y el de bomberos, para acudir a apagar incendios sociales, por si los policías se descuidan y se escapa de la lengua una chispa de juicio temerario que luego estalle en el colectivo y lo convierta en una calumnia.
Para orar, si en eso de hacer juicios temerarios eres recurrente, esto te ayudará. Todas las veces que puedas, de rodillas, incluso ante el Sagrario, en la Eucaristía, o haciendo el Santo Rosario, pídele a Cristo que te conceda el don de la prudencia, la moderación para hablar, y la caridad con el prójimo, quien quiera que sea.
La lengua, sin riendas, no sólo destruye la buena fama de personas inocentes, sino que también destruye la propia alma. Observa lo que dice en el Salmo 15:
«Yahveh, ¿quién morará en tu tienda?, ¿quién habitará en tu santo monte? El que ando sin tacha, y obra la justicia; que dice la verdad de corazón, y no calumnia con su lengua; que no daña a su hermano, ni hace agravio a su prójimo; con menosprecio mira al réprobo, más, honra a los que temen a Yahveh; que jura en su perjuicio y no retracta, no presta a usura su dinero, ni acepta soborno en daño de inocente. Quien obra así jamás vacilará».
Para compartir:
1.- ¿Qué lección o enseñanza principal tiene esta publicación de hoy?
2.- ¿Por qué los juicios temerarios siempre suelen estar acompañados de la imprudencia?
Elaborada por:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
El contenido fue tomado de la «Guía de Auxilio Espiritual”, elaborada por el mismo autor de esta publicación.