Hablar sólo con la lengua de la boca
¿Acaso hay otra lengua? Aunque no lo parezca, así es. Demasiada gente la tiene: una lengua mental para hablar a solas, mientras que con la lengua de la boca andan calladas.
Hay personas que siempre se las ve calladas, no hablan con nadie, pero nunca están en silencio, porque en su cabeza tienen una “lengua mental” con la que pasan todo el tiempo conversando consigo mismas y con los de su casa, con el vecino, el compañero de trabajo, con su pareja, con el gato, el perro y la gallina. Quiero decir con esto que, en la mente, viven hablando y arreglando asuntos con el que les habló fuerte, el que les ofendió, les amenazó, les regañó, les dijo que les amaba, les miró mal, les sonrió o les picó el ojo.
¡En fin! Son personas que tienen por calle o sala de conversaciones o de chat su cerebro; dan por hecho lo que especulan y, cuando menos lo esperan los demás, abren la boca y, con la lengua de carne, dicen lo que no es. Esta es una malísima costumbre que mucha gente tiene, pero no se corrige. Llevan los pies en la tierra pero la cabeza en las nubes.
Perdón por la forma un tanto fuerte de decir las cosas, pero es necesario desintoxicar la mente de tanta basura de imaginación, fantasía y especulación. Mejor es agarrar nuevos libros y leer, adquirir conocimientos, que depender de emociones o de conveniencias para opinar e intervenir diciendo algo.
Conversar mentalmente con personas que no están presentes es muy diferente de analizar y razonar algún asunto antes de actuar o de hablar, para no equivocarse y proceder sin error.
Para compartir:
1.- ¿Te suceden esas conversaciones o encuentros mentales con personas ausentes? ¿Te han sido útiles alguna vez?
2.- ¿Qué tienen que ver esas conversaciones mentales con los juicios temerarios?
Elaborada por:
P. Héctor Pernía, mfc
Fuente:
El contenido fue tomado de la «Guía de Auxilio Espiritual” elaborada por el mismo autor de esta publicación.