SEÑOR, ERES ADMIRABLE
EN EL ACOMPAÑAMIENTO QUE LE BRINDASTE
A QUIEN LE DIERAS LAS LLAVES
DEL REINO DE LOS CIELOS
(Mt 16,19)
LUEGO DE MUCHO CONOCERLO, PREPARARLO,
CORREGIRLO, PROBARLO, CONFRONTARLO, PURIFICARLO;
TÚ SABES ENCONTRAR EL MOMENTO MÁS OPORTUNO
PARA CONFIARLE LO QUE A CUALQUIER HUMANO
PUEDE LLEGAR A SORPRENDER,
PORQUE ASÍ SON SIEMPRE
TUS PENSAMIENTOS Y TU PROCEDER.
SIEMPRE SORPRENDEN A LOS NUESTROS,
A NUESTRA LÓGICA:
ESCOGISTE A SIMÓN, A QUIEN LLAMASTE PEDRO,
COMO LA PIEDRA DESDE DONDE
LEVANTARÍAS TU IGLESIA.
SIGUIENDO CON DETENIMIENTO TU PALABRA
(Jn 1,41-42; Lc 22,31-32; Jn 20,2-8; Hch 2,14-41; 5,1-11)
RECONOZCO LA NOTABLE RELEVANCIA
QUE TIENE PEDRO ENTRE LOS DOCE APÓSTOLES
Y SÓLO CONFIRMO QUE DEBO HACER LO MISMO
QUE HACÍAN LOS PRIMEROS CRISTIANOS:
SIN MIRAR ATRÁS
SEGUIRÉ SIEMPRE COMO LUGAR
Y SITIO DE TU IGLESIA
A PEDRO Y A SUS LEGÍTIMOS SUCESORES,
AMÉN.