SEÑOR JESUCRISTO,
CON TU CRUZ TU GUÍAS NUESTROS PASOS
Y NOS MUESTRAS EL SENDERO PARA SEGUIRTE.
NO RECHAZAREMOS LA CRUZ,
REFLEJADA EN HACER SIEMPRE Y CON ALEGRÍA
LA VOLUNTAD DE DIOS EN EL DÍA A DÍA.
LLEVAREMOS LA CRUZ CON AMOR PARA ENCONTRAR EN ELLA
FUERZA Y PODER EN LOS MOMENTOS DE PRUEBA
DICIENDO COMO TÚ HAS DICHO AL PADRE:
“SEÑOR, APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ,
PERO NO SE HAGA MI VOLUNTAD SINO LA TUYA”
(Mt 26,39).
AL CONTEMPLAR UN CRUCIFIJO
VIENEN A NOSOTROS LA FUERZA Y EL PODE DE DIOS
Y AL UNIRNOS A LA CRUZ Y LLEVARLA CON NOSOTROS
PERMANECEMOS EN EL CAMINO DE LA SALVACIÓN;
Y NO OLVIDAMOS LO QUE DICE SAN PABLO:
“PARA LOS QUE SE PIERDEN
ELLA ES UNA LOCURA Y UN ESCÁNDALO”.
SABEMOS QUE SATANÁS, AL IGUAL QUE MUCHOS, NO LA SOPORTAN;
LA DESTRUYEN, LA ROMPEN CUANDO LA TIENEN EN SUS MANOS,
PORQUE EN ELLA, OH SEÑOR, VENCISTE EL VIEJO SIGNO QUE DOMINABA AQUEL MADERO: LA MUERTE.
OH, AMADO JESUCRISTO,
CONVERTISTE LA CRUZ EN TU ALTAR
Y CON TU AMOR VENCISTE
EL VIEJO YUGO DE ESCLAVITUD DEL PECADO;
ALLÍ NOS RESCATASTE DEL DOMINIO DE SATANÁS.
OH JESÚS, TAMBIÉN NOSOTROS ABRAZAREMOS LA CRUZ:
EN ELLA DESCANSAREMOS Y DESCARGAREMOS NUESTRAS FATIGAS,
PORQUE TÚ, NUESTRO BUEN PASTOR,
NOS CARGAS SOBRE TUS HOMBROS. Amén”