*Lecturas del día:* Za 8,1-8; SAL 101,16-18.19-21.29.22-23; Lc 9, 46-50.
Comentario:
Celebramos hoy el onomástico de San Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia. Y con su ejemplo, introducimos el tema de este día: el celo que los católicos debemos tener por nuestra fe y nuestra Iglesia.
Es el celo de Dios por su Nueva Jerusalén, la ciudad de Sión, el que muchos hoy hemos abandonado, por preferir simpatizar con quienes alteran y enseñan otro evangelio diferente al que hemos recibido (cf. Gal 1, 6-10).
«Así dice Yahveh Sebaot: Con gran celo he celado a Sión, con gran ira la he celado» (Za 8,2).
San Jerónimo tuvo que convertirse de su aparente pertenencia a Cristo y su Iglesia, pues en su corazón había más simpatía y dedicación a la cultura y a los clásicos griegos, hasta que el propio Cristo en una visión le confrontó: «Tú, ¿Cristiano?». De aquel encuentro con Cristo, comenzó San Jerónimo su camino de conversión y dedicación a estudiar, conocer, vivir, defender y propagar la verdadera fe. Es un gran ejemplo para nosotros su celo por defender y exponer claramente la virginidad de María, el primado de Pedro, el bautismo de los Niños, entre otros.
Duele, el tener que ver tanto relativismo con que se responde y actúa ante la proliferación de sectas y grupos que arrastran con su incesante proselitismo a millones de católicos a sus filas. Algunos acostumbran a justificar su hibridez, usando una parte del texto que hoy nos trae el Evangelio: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no viene con nosotros. Pero Jesús le dijo: No se lo impidáis, pues el que no está contra vosotros, está por vosotros» (Lc 9,49-50).
¿No se dan cuenta que allí no está Jesucristo bendiciendo y avalando a los que alteran y persiguen a la Iglesia, sino a quienes, estando en comunión con Él, en su Iglesia, viven el Evangelio en Unidad, y en la pluralidad y diversidad de carismas y dones con que el Espíritu Santo a lo largo de los siglos renueva y enriquece a la única Iglesia fundada por Él? Veamos esto en el paralelo de ese mismo pasaje en Marcos: …el que no está contra NOSOTROS, está por NOSOTROS» (Mc 9,40).
De su Iglesia, Cristo, ni se desentiende, ni se da por separado.
Para compartir:
1) ¿Qué síntomas se podrían diagnosticar del relativismo de muchos católicos ante la multiplicación de las sectas?
2) ¿Qué debe hacerse en las Parroquias para infundir en los bautizados el celo de Cristo por su Iglesia? ¿Qué estoy dispuesto(a) a aportar?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc