(Diálogo inspirado en el encuentro
entre el Etíope y Felipe en Hch 8, 26-40)
FELIPE: Amigo Etíope, hay que tener cuidado, pues muchas personas manipulan los textos de Jn 5,39; 16,13 y Lc 24,25. Debemos tener claro que estos textos no están dirigidos a la gente en general; la primera es para los letrados de la ley y las siguientes son para los Apóstoles y sus legítimos sucesores. Años después de haber introducido su tesis de la libre interpretación de la Biblia, el mismo Lutero llegó a afirmar que “Hay tantas sectas y opiniones como cabezas. Éste niega el bautismo; aquél, los Sacramentos. El de más allá cree que hay otro mundo entre el nuestro y el día del juicio. Unos dicen que Jesucristo no es Dios; otros dicen lo que se les antoja. No hay palurdo ni patán que no considere inspiración lo que no es más que sueño y alucinación suya”.[1]
ETÍOPE: ¿Y cómo se debe interpretar entonces la Biblia?
FELIPE: Veamos lo que encontramos en la misma Palabra de Dios al respecto:
En Dt 17,9-12 se pide ajustarse a las instrucciones de los sacerdotes que están al servicio de Dios; y en 2Pe 1,20-21dice que no se puede interpretar la Biblia ni libre ni individualmente; mientras que en 2Pe 3,15-18 se advierte que en la Biblia hay pasajes difíciles de entender y un testimonio de ello es Hch 8,29-31. De ser cierto que la Biblia pudiera ser interpretada a cuenta propia y a su manera, fácilmente el etíope del pasaje bíblico le hubiese dicho a Felipe: “Tú no eres más que yo para que vengas a decirme qué es lo que yo debo interpretar”. Entonces seamos sensatos y reconozcamos el gran peligro que representa interpretar libremente la Biblia; tal postura alimenta la anarquía y genera enfrentamientos que hacen muy lejana la realización de Jn 17,21.
Los católicos tenemos la gracia de gozar con la autoridad docente del Magisterio de la Iglesia, instituido por Cristo como salvaguarda de una correcta y sana interpretación de su mensaje para los hombres de cada tiempo y cada época; esto lo podemos encontrar en Mt 28,18-20 y en Lc 10,16. Dicho Magisterio está conformado por el Papa y los Obispos en comunión con él. Gracias a todo esto los católicos tenemos la garantía de la autoridad misma de nuestro Señor Jesucristo para creer lo que la Iglesia enseña y rechaza.
[1] Grisar, Hartmann. Lutero.
NOTA: te invitamos a nuestra biblioteca de video, y podrás conocer lo que enseñan los más importantes apologetas del momento:
Los comentarios están cerrados.