*Apologética en la Liturgia de la Palabra*
Lunes, III Semana del Tiempo Ordinario. Ciclo C.
*Lecturas del día:* 2Sam 5, 1–7. 10; Sal 88, 20–22. 25–26; Mc 3, 22–30
*Comentario:*
Hoy en el Evangelio encontramos orientación a una inquietud que a veces nos hacemos: ¿Cuándo se peca contra el Espíritu Santo?
En el evangelio vemos a Cristo señalando como pecado contra el Espíritu Santo el atribuir al demonio obras que hace Dios *(cf. Mc 3, 22-29)* o se podría decir también: atribuir a Dios obras que son del demonio. Un pecado contra el Espíritu Santo es, en resumen, una blasfemia, y esto significa, una expresión injuriosa contra Dios o contra lo sagrado.
Ten sumo cuidado con ir detrás de personas que le dicen demonio a imágenes sagradas que representan a Cristo, o a un sacerdote católico, porque éste es un ministro de Cristo. Y si le dicen demonio al Ministro, ¿qué le quedaría a quien los eligió y los envió? A quien tilde de demonio una imagen de Cristo, debe decirle demonio también a una fotografía suya y a su propio líder al que llama pastor. No es a las imágenes cristianas, ni a los sacerdotes, a quienes atacan diciéndole demonio. ¡Se lo hacen a Cristo! De modo indirecto le están diciendo: “¡Toda imagen que te simbolice o represente es un demonio, y todo ministro que nombres, también!” Y ¿qué crees que Cristo le responderá? ¿qué está muy cerca del Reino de los Cielos? No, de ninguna manera. Le pedirá a su vez que le preste una fotografía suya y que traiga al frente algún empleado o persona que alguna vez le haya representado, y le dirá: ¡Si toda imagen que me simbolice a mí es un demonio, las tuyas acaso simbolizan a Dios? “Hipócrita, saca tu viga del ojo, antes de ir a sacar la basura del ojo de tu hermano.» (Mt 7, 5; Lc 6, 42).
Y de decirle demonios a los sacerdotes, ¿qué les dirá el Señor?: ¡Si mis sacerdotes; que yo elegí y envié para que te dieran a comer mi Cuerpo y mi Sangre, y para que te liberen de tus pecados, son siervos de Satanás, ¿a quién le dices Satanás?, ¿a ellos o a Mí? Y ¿de quién son siervos los que te han prestado servicio alguna vez? ¿De Dios, los tuyos, y los míos del Demonio? ¿Quién eres para que me hables así? Entonces, ¡pondrá al descubierto al que obra oculto en las tinieblas, y lo expulsará!
Si te han hecho actuar así, o conoces de alguien que trata así a las imágenes cristianas, a los Sacramentos, o a los Ministros de Cristo, ayúdale a pensar y a reflexionar, pues lo que hace es muy temerario. No sabe a lo que expone su alma. Lee con atención lo siguiente acerca de las blasfemias:
“No hay límites a la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (cf. Dei Verbum, 46). Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna” (1).
Es prudente mencionar, antes de concluir, los actos no católicos donde le atribuyen al Espíritu Santo sacudones, retorcimientos de cuerpos y alaridos en sus reuniones de supuesto culto cristiano, donde las personas actúan poseídas en histerias colectivas en desorden y fuera del uso de la razón. Lee con discernimiento lo advertido en 1Jn 4, 1; porque los frutos del Espíritu Santo son muy diferentes, y están en Ga 5, 22-23: “amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, mansedumbre, dominio de sí”
*Fuente:*
*(1)* Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1864.
*Para compartir:*
1.- ¿En qué consiste el pecado contra el Espíritu Santo?
2.- ¿A qué se exponen las personas que insultan a Cristo llamando demonios a imágenes que a Él representan, y a cuanto Él estableció en la única Iglesia que fundó?
*Elaborado por:*
P. Héctor Pernía, mfc
