Apologética en la Liturgia de la Palabra
Viernes, XII Semana del T. Ordinario
Lecturas del día: 2Re 25, 1–12; Sal 136,1-2.3.4-5.6; Mt 8, 1–4.
Comentario:
El evangelio de hoy transmite el modelo de unidad que los artífices de las sectas intentan destruir: Cristo y la Iglesia. Jesucristo pudo, él mismo, declarar puro al leproso; sin embargo, lo manda ir al sacerdote. Le dijo: “Mira, no se lo digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio.» (Mt 8, 4)
Cristo no gobierna solo su Iglesia
Eligió doce Apóstoles, y con sus sucesores, funda y levanta su Iglesia para unir con su Creador a toda la Creación. Están en el mundo para que escuchen y sigan su voz. A ellos deben abrir su oído y el corazón los que rigen el poder temporal en cada nación y en cada organismo internacional. Por influencia del maligno, los que hoy arremeten contra la Iglesia tienen como objetivo destruir la autoridad del Papa y el sacerdocio, metiendo en los pueblos el falso evangelio de que a Cristo pueden ir sin necesidad de ellos.
¿Qué traen a cambio los que adversan a la Iglesia Católica?
¿Qué ofrecen en su lugar? Desobediencia espiritual generalizada, caos y anarquía en las familias, en las naciones; el reino de adoración de cada uno a sí mismo, la ruptura con toda autoridad intermedia entre Dios y el individuo; en resumen, lo opuesto al cielo: el infierno.
Los grupos protestantes no son más que instrumentos ciegos; marionetas trabajando como esclavos de una élite de poder que los manipulan y los tienen, paso a paso, desmontando el cristianismo en todas partes para instaurar su hegemonía política y económica. Las Sectas funcionan como línea de vanguardia preparando, en cada lugar, el avance musulmán. Lo propio del radicalismo musulmán es el exterminio de cristianos; primero, en la simbología; luego, en las leyes, la censura, y la cárcel; y, por último, matándoles; para alcanzar las cimas del poder temporal y eternizarse “teocráticamente.” Por eso destruyen a su paso toda imagen, representación visual, texto, o culto que invoque, recuerde y una, a las comunidades y a las naciones en torno a Jesucristo.
Así lo han hecho siglos atrás y lo hacen ahora de modo modernizado y secreto, tal cual estilo masónico, auspiciando el avance de las sectas, para que vayan delante, limpiando y preparando el terreno allí donde la Iglesia Católica es mayoría, destruyendo las bases católicas de la población, levantando una rebelión moral de niños y jóvenes, sembrando la anarquía y destrucción de servicios e instituciones públicas en las ciudades; para, más adelante, justificar la necesidad de instaurar un gobierno único que someta a todos autoritariamente, y ponga orden y sometimiento, bajo pena de muerte, a la única voz de un único gobierno supremo totalitarista. Esas brisas ya las trae la tendencia absolutista de las ideologías de rasgo comunista y amoral que vienen amenazando y destruyendo la vida democrática de los pueblos.
¿Cómo llegan a ello?
Destruyendo la columna vertebral del cristianismo: la obediencia a las autoridades puestas por Cristo para dirigir el Reino de Dios en la tierra: el Papa y el Colegio Apostólico: Los obispos y los presbíteros en cada Diócesis.
¿Qué haremos los cristianos?
Unirnos más a Dios que es Quien rige el destino de las naciones en un Proyecto de Salvación, y proteger Su Iglesia, haciendo uso de la palabra para trasmitir, de uno a otro, la única doctrina que nos hace verdaderos hijos de Dios: la fe católica.
Para compartir:
1.- ¿Ante qué escenarios nos encontramos los cristianos de estos tiempos?
2.- ¿Qué clase de católicos necesita el mundo y la Iglesia en los venideros años?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc