Pbro. Héctor Pernía, mfc
A los difuntos se les debe dar descanso.
(304) Aprendamos y enseñemos a otros lo que al respecto nos manda Dios por medio de las Sagradas Escrituras: “Recuerda mi sentencia, que será también la tuya: a mí ayer, a ti te toca hoy. Cuando un muerto reposa, deja en paz su memoria, consuélate de él, porque su espíritu ha partido” (Eclo 38,22-23).
Existe el peligro de que personas, incluso muy involucradas en actividades de la Iglesia, lleguen al punto de revelarse contra Dios, de odiarle y maldecirle por negarse a aceptar la muerte de un ser querido. Son momentos muy duros donde la fe es probada, donde el demonio anda al acecho para causar derrumbes en la relación con Dios, y donde urge la asistencia espiritual de los cristianos más próximos.
Si Cristo pasó por el sepulcro, es porque ese ha de ser el camino a seguir por nosotros también
(305) ¿Pero, si lo hubiesen incinerado?, igualmente hubiese resucitado; de eso no le quede a nadie la menor duda. Lo cierto fue que su cuerpo fue a una sepultura y no a la disolución y la desaparición en las aguas de un mar, o en los aires y suelos de alguna sabana o de alguna montaña.
Nos sorprende que hayan personas que se llamen a sí mismas cristianas y al mismo tiempo se deslinden de seguir el ejemplo que su propio Maestro les da, y andan inventando subterfugios de justificación para oponerse a la sepultura de los restos de un difunto, y arrastrando a introducir otras costumbres más bien provenientes del paganismo que de la fe cristiana.
El ejemplo de varios siervos de Dios en las Sagradas Escrituras.
(306) Invito al lector hacer una pausa y revisar los pasajes bíblicos que se le recomienda ver en el numeral 243 de esta Guía Bíblica. En ese tema de la Guía Bíblica podremos apreciar varios pasajes donde se nos da un digno ejemplo del trato que nosotros debemos darle a los restos de un difunto, sea o no familiar o amigo nuestro.
Los cristianos tenemos en la fe y en la tradición del pueblo de Israel, la prefiguración de nuestra propia fe y la iluminación de la Palabra de Dios para muchos momentos de nuestra vida. Vemos en el caso de grandes siervos de Dios que sus cuerpos eran sepultados, y que sus cenizas reposaban en un lugar que para las postreras generaciones se convertía en monumento santo y en símbolo de unión de la generación de una familia, de un pueblo, o de una nación, con la memoria y el ejemplo de sus predecesores.
Echar las cenizas de un difunto al mar, o esparcirlas en algún lugar, ¿es cristiano?
(307) Muchos dejan a sus difuntos sin su cristiana sepultura y guardan las cenizas en sus casas o las esparcen en determinados sitios.
“Ésta es una práctica contraria a la fe cristiana, tal como advierte y explica la segunda edición del “Rito de exequias. Así lo indicó durante la presentación de este documento, realizado en marzo de 2012, el obispo italiano Mons. Angelo Lameri. Sin embargo, señaló que la Iglesia pide la sepultura del cuerpo de los difuntos –o las cenizas del cuerpo cremado-, porque “es la forma más adecuada para expresar la fe en la resurrección de la carne, así como para favorecer el recuerdo y la oración de sufragio por parte de familiares y amigos”[1].
Tal vez no saben que el darle a los difuntos cristiana sepultura ayuda a sanar más pronto el dolor por la ausencia de un ser amado, a reconocer que no somos dueños de sus vidas, que aceptamos su retorno a Dios; a la vez que nos protege contra futuras perturbaciones espirituales que puedan darse en el seno de la propia familia o en terceros.
Es imprudente guardar los restos de los difuntos (cenizas) en sitios asequibles a terceras personas, porque la movilidad y transitoriedad de los humanos que las cuidan puede, por algún descuido, ser causa de que se extravíen o que sean manipuladas y profanadas por otros para prácticas contrarias a la fe y a la sensibilidad de la familia y de toda la comunidad cristiana.
Cuidémonos del error de hacer caso omiso y desobedecer la Palabra de Dios afectando el descanso de nuestros familiares o amigos difuntos, por haber preferido darle cabida a costumbres que licuan la fe o nuevas modas cargadas de vanidad que nos apartan y desvían abiertamente de la fe cristiana.
¿Se puede o no cremar los muertos?
(308) La Iglesia «no se opone a la cremación de los cuerpos cuando no se hace ‘in odium fidei’ (por odio a la fe)”[2]. Hay circunstancias donde a muchas personas se les hace casi imposible poder proceder a la sepultura del cuerpo entero de sus difuntos, por motivos económicos, o de otras índoles.
La fe de la Iglesia enseña que, en caso de una cremación, se haga luego el deber de realizar el servicio de exequias con las cenizas del difunto presentes, y luego se proceda a su sepultura en un cementerio, o en un panteón debidamente ubicado y protegido; disponible para que luego sus familiares y la comunidad cristiana, pueda acudir a honrar sus restos y a no olvidar su memoria y herencia familiar.
¿Es necesario hacer las exequias a los difuntos?
(309) Nos enseña el Catecismo de la Iglesia Católica en su numeral 1684: “Las exequias cristianas son una celebración litúrgica de la Iglesia. El ministerio de la Iglesia pretende expresar también aquí la comunión eficaz con el difunto, hacer participar de esa comunión a la asamblea reunida para las exequias y anunciarle la vida eterna”. Y luego, en el numeral 1690 añade: “El adiós (“a Dios”) al difunto es “su recomendación a Dios” por la Iglesia. Es el “último adiós […] por el que la comunidad cristiana despide a sus miembros antes que su cuerpo sea llevado a su sepulcro (…)”.
[1] ACI/EWTN Noticias, ¿Se puede esparcir las cenizas de un difunto tras la cremación? El Vaticano responde, en «ACI PRENSA», <https://www.aciprensa.com/noticias/vaticano-cenizas-de-difuntos-no-deben-esparcirse-tras-crema cion/>, (Ingreso: 17-06-2016).
[2] ACI/EWTN Noticias, Op. cit.
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