Apologética en la Liturgia de la Palabra
Martes, XIII Semana del T. Ordinario
Lecturas del día: Am 3, 1–12; Sal 5, 5–8; Mt 8, 23–27
Comentario:
Ojalá no ocurra que, ante tanta insolencia y rebelión contra Dios en la generación actual, manifestado en el expansionismo de las sectas y el imperio de las ideologías anti cristianas que amenazan a la humanidad misma, comience a tomar fuerza de cumplimiento una antigua profecía del libro de Amós que se lee hoy en todos los templos católicos del mundo:
“No saben obrar con rectitud – oráculo de Yahvé – los que amontonan violencia y rapiña en sus palacios. Por eso, así dice el Señor Yahvé: El adversario invadirá la tierra, abatirá tu fortaleza y serán saqueados tus palacios.” (Am 3, 10-11)
Muchos se sienten llenos de temor ante tantas amenazas a la paz y al bien común que aparecen en los medios de comunicación, muy semejantes a los discípulos de Cristo cuando el mar se puso peligroso y la barca casi se les hundía. Son para nosotros las palabras de Cristo en ese episodio:
“Les dijo: «¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?» Entonces se levantó, increpó a los vientos y al mar, y sobrevino una gran bonanza. Y aquellos hombres, maravillados, decían: «¿Quién es éste, que hasta los vientos y el mar le obedecen?» (Mt 8, 26-27)
Ese pasaje sirve, además, para recordarnos que Cristo es Dios. ¿Cómo pretenden los Testigos de Jehová negar su divinidad, si de forma tan evidente Cristo manifestó todo su señorío cuando el mar y el viento obedecieron en el acto sus órdenes? ¿Quién es éste que tiene tal poder? ¿Un simple hombre? ¡No! ¿Un arcángel? Tampoco, pues no se dice, en lugar alguno de la Biblia, que ellos tengan señorío alguno sobre la creación. Es de Cristo tal Señorío. Él es el todopoderoso; ¡es Dios! (cf. Is 9, 5; Ap 1, 8; 4, 8; 11, 17).
¿Qué nos dice el hecho de que hoy, y cada año, justo un día después de glorificar el testimonio del martirio de sus dos principales columnas en la fe, Pedro y Pablo, la Iglesia Católica honre la memoria de los primeros mártires del cristianismo que fueron perseguidos y asesinados por el imperio romano? Con estos gestos, va estimulando y provocando la santificación de sus miembros, y va uniendo continuamente a Cristo y a sus orígenes a cada nuevo bautizado, a cada cristiano de todos los tiempos. Es una señal, como la estrella que guió a los magos hasta el Niño en Belén (cf. Mt 2, 9), que en estos y los venideros tiempos llevará, hasta la Iglesia Católica, a los viajeros que peregrinan de una secta, o de una religión a otra, buscando al Mesías, al Salvador.
“El imperio Romano ha sido el más poderoso que ha conocido la Historia (…) Duró 1200 años. No pudo evitar que se extendiera el cristianismo, a pesar de sus diez sangrientas persecuciones –que duraron, con altibajos, 249 años y en las que se murieron más de 100.000 mártires. Había adquirido tanta fuerza el cristianismo, que en el Edicto de Milán (febrero del año 313), el paganismo dejó de ser la religión oficial del Imperio Romano y se concedió la paz a la Iglesia.”(1)
El heroísmo de los primeros mártires de la Iglesia, debe llenar de valor y coraje a los católicos de estos tiempos antes las nuevas brisas de persecución que comienzan a sentirse y multiplicarse.
¡Como Cristo ha dado su vida por nosotros, también nosotros debemos darla por Él!
Fuente:
1] LORING, Jorge S.I., “Para Salvarte,” 37, 1, App, para teléfonos móviles.
Para compartir:
1.- ¿Qué sientes como católico ante el heroico ejemplo de los primeros mártires dando su vida por Cristo y la Iglesia?
2.- ¿Qué le dice a las Sectas protestantes el hecho de que cada año la Iglesia Católica conmemore y honre la memoria de los primeros mártires cristianos?
Elaborado por:
Pbro. Héctor Pernía, mfc